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La lección de Claude Lévi-Strauss

vendredi 2 janvier 2009   |   Francisco Jarauta
Lecture .

El pasado 28 de noviembre, en su casa de París, Claude Lévi-Strauss cumplía cien años. Filósofo y etnólogo a un tiempo, sigue siendo un referente intelectual capital a la hora de pensar el hombre y la sociedad, la naturaleza y la cultura, así como el complejo sistema de relaciones que se articulan en los diferentes modelos mitológicos que han ocupado una parte central de sus estudios. Mitos, costumbres, artes, lenguas, reglas de parentesco, religiones, instituciones, etc., todo resulta fascinante ante la mirada del joven etnógrafo que inicia el camino de acercamiento y análisis del mundo observado.

Tristes Tropiques (1), de 1955, recogerá lo que él mismo calificó como “la experiencia más importante de mi vida”. Un viaje a la Amazonia –cuando ya era imposible viajar- que le precipita en un universo nuevo del que se sentirá pronto, no sólo atraído sino incluso atrapado. Herramientas, objetos, formas de alimentación, música, danza, rituales mágicos… pasarán a formar parte de una nueva constelación humana de la que se reconocerá como su cartógrafo.

El estudiante que atraviesa el Atlántico en 1935 camino de Brasil ha elegido ya sus afinidades intelectuales. La geología, porque nadie mejor que ella narra el tiempo de la tierra. Freud, tal cual lo leía el joven Lévi-Strauss, que excava en las ruinas del paisaje psíquico cuyas leyes intenta establecer. Y Marx, que lee a los diecisiete años, que se le presenta como el constructor de modelos sociales, aptos para la comprensión de la historia. Geología, psicoanálisis, marxismo : “Los tres demuestran que comprender consiste en reducir un tipo de realidad a otra ; que la realidad más verdadera no es siempre la más evidente o explícita”.

Ahora tendrá ante sus ojos, a lo largo de los viajes etnográficos por las tribus indígenas del Mato Grosso y de la Amazonia, entre 1935 y 1939, el complejo sistema de formas culturales que recorre con particular ansiedad. Todo le resulta fascinante entre los Caduveos, Bororós, Nambikwaras y Tupi-Kawahibs, sobre los que construirá las bases de lo que más tarde llamará pensée sauvauge (el pensamiento salvaje) (2), al tiempo que traza ya la estructura de ese pensamiento. “En la América indígena he amado el reflejo, aunque fuera fugitivo, de una época en la que la especie se adaptaba a las condiciones de su universo y en la que persistía una relación adecuada entre la libertad y sus signos”. Ya entonces la secreta atracción por los ideales utópicos de su autor preferido, Jean-Jacques Rousseau.

Y tras el breve regreso a Francia, sumida ya en la Segunda Guerra Mundial, otra vez los años de Nueva York, de 1941 a 1944, “un periodo de excitación intelectual intensa”. Ahí se codea con los exiliados como André Bretón, Max Ernst, Tanguy, Masson… o los pensadores de la Escuela crítica de Francfort que han fundado la New School for Social Research, y a los grandes nombres de la antropología americana como Alfred Kroeber, Franz Boas, Ralph Linton o Ruth Benedict. Y, finalmente, el encuentro decisivo con el lingüista Roman Jakobson de quien reconocerá una deuda intelectual. “Yo hacía ya estructuralismo sin saberlo. Jakobson me reveló la existencia de un corpus de doctrina ya constituido”, escribirá años más tarde Lévi-Strauss recordando la estancia y amistades neoyorkinas.

En efecto, el estructuralismo era, para él, ante todo una estrategia para escapar de la obsesión por la identidad. Contra el existencialismo de Jean-Paul Sartre, Lévi-Strauss declara la guerra al “sujeto” : “Ese insoportable niño caprichoso que ha ocupado tanto tiempo la escena filosófica, impidiendo un trabajo serio al reclamar todas las atenciones”.

Más allá de las apariencias y formas sensibles, Claude Lévi-Strauss organiza el trabajo de un desciframiento de aquellas estructuras que se hallan en la base de toda forma cultural. En el fondo, je suis peut-être un kantien vulgaire (soy quizá un simple kantiano), ironizaba en plena refriega intelectual. Su libro teórico, Les Structures élémentaires de la parenté (3), que escribirá en 1949 como trabajo de tesis, marca un camino apasionado por establecer la lógica de las relaciones que rigen las formas de la cultura y sus determinaciones naturales. Desde un extraño regard éloigné (mirada alejada) penetraba su obra en los diferentes sistemas que Tristes Tropiques había ya señalado. Su lección inaugural, el 5 de enero de 1960, en el Collège de France, sin duda uno de sus aportes fundamentales, nos introducirá –no sin polémica– en el universo de órdenes y clasificaciones que orientan las formas mentales de los pueblos sin escritura ni máquinas.

La relación que se nos oculta –de la misma forma que lo hacen las máscaras en su afirmar y negar– es propiamente el objeto del inmenso trabajo de Mythologies distribuido en cuatro volúmenes de 1964 a 1971 : Le cru et le cuit, Du miel aux cendres, L’origine des manières de table, L’Homme nu (4). Recogen ciento trece relatos de mitos que cifran, en su conjunto, la historia más variada jamás contada. En el juego del aparecer y desaparecer se va iluminando la lógica de procesos culturales irrepetibles que dan cuenta de la historia humana, tal como afirma en La voie des masques (5) de 1979.

En el complejo sistema de relaciones que Lévi-Strauss identifica en sus análisis mitológicos opera una lógica que establece el orden de las estructuras y las formas de la vida y la cultura. Para ello es necesario recorrer el largo viaje que va de lo sensible a lo inteligible, siguiendo un camino de relaciones e inferencias, con clara intención constructiva que dará lugar a la configuración de un sentido que escapaba a las lecturas de la antropología clásica.

La mirada puede detenerse en un tatuaje o en el rostro de una joven caduveo o en el ritmo de una danza bororó. Lo que importa, dice Lévi-Strauss, es llegar a la comprensión de aquellos signos que esconden su verdad como en el caso de la piel de la joven caduveo, teñida de azul, sobre la que se recortan entre geometría y arabescos los principios sociales de jerarquía y reciprocidad. Aparecen así nuevos niveles de significado. Y éstos dan lugar a un relato que la antropología sostiene con su ejercicio, iluminando desde los signos la verdadera historia humana.

Recorrer esta historia sólo es posible siguiendo la guía de una mirada, la de Claude Lévi-Strauss, que ha revolucionado la historia de las ciencias sociales y de sus modelos interpretativos. Y ha dado lugar a una larga polémica en la cual los presupuestos historiográficos han sufrido un amplio y contrastado debate. Los contextos epistemológicos son hoy otros y una aproximación a las tesis de Lévi-Strauss, a sus métodos y a sus modelos de interpretación tienen una actualidad indiscutible. Más allá de los territorios tradicionales de los estudios antropológicos se abre, desde su propia obra, un nuevo espacio de curiosidades y problemas nuevos. Una mirada como la suya atenta a identificar las relaciones que atraviesan igualmente la pintura, la música, la literatura y las artes en general. Con sutilidad proustiana, el etnólogo volverá a mirar a Poussin, a escuchar a Rameau, a leer a Diderot como variaciones de un mismo ejercicio.

No es otro el propósito de Regarder, écouter, lire (6), de 1994, con el que cierra la selección de textos para el reciente volumen de la Pléiade (7), la más prestigiosa de las colecciones francesas de autores clásicos ; la cual, por definición, no suele editar a autores vivos. Ocasión que de nuevo pone en escena la intención que ha dirigido su propia experiencia intelectual. Una historia que va desde Tristes Tropiques a este último ejercicio de lectura e interpretación comparativas, de quien se ha definido como un humaniste modeste (humanista modesto), siendo, en verdad, uno de los principales maestros del pensamiento contemporáneo.

 

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Notas :

(1) Tristes trópicos, Paidós, Barcelona, 1996.

(2) Claude Lévi-Strauss, El pensamiento salvaje, Fondo de Cultura Económica, México, 1964.

(3) Las estructura elementales del parentesco, Paidós, Barcelona, 1991.

(4) Mitológicas ( Lo crudo y lo cocido I ; De la miel a las cenizas II ; El origen de las maneras en la mesa III ; El hombre desnudo IV), Siglo XXI, Madrid, y Fondo de Cultura Económica, México, 1968-1976.

(5) La Vía de las máscaras, Siglo XXI, Madrid, 1997.

(6) Mirar, escuchar, leer, Ariel, Barcelona, 1994.

(7) Claude Lévi-Strauss, Oeuvres, edición establecida por Vincent Debaene, Frédéric Keck, Maurice Mauzé y Martin Rueff, Gallimard, París, 2008.





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