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Otra Europa es posible

La ilusión de una Comisión Europea “de izquierdas”

Viernes 13 de diciembre de 2013   |   Bernard Cassen
Lecture .

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Es comprensible que, ante la perspectiva de las elecciones para el Parlamento Europeo de 2014, los partidos socialistas y socialdemócratas busquen por todos los medios disociarse de las políticas europeas, esas políticas –que ellos votaron– que son tan impopulares. A modo de divertimiento y para no tener que cargar con ese fardo, se proponen llevar adelante una campaña común en los 28 Estados miembros con un objetivo: reorientar la Unión Europea (UE); y con un medio para lograrlo: obtener una mayoría en el Parlamento Europeo que permita el acceso de uno de los suyos a la presidencia de la Comisión Europea en sustitución del ultraliberal José Manuel Barroso. Para ese puesto eligieron a un candidato que los socialistas franceses presentan, sin esbozar una sonrisa, como “el mejor de nosotros”: Martin Schulz, dirigente del Partido Socialdemócrata alemán (SPD, por sus siglas en alemán) y actual presidente del Parlamento Europeo (1).

Esta estrategia es, en apariencia, de sentido común: aun cuando las elecciones para el Parlamento de Estrasburgo sean en realidad una yuxtaposición de elecciones nacionales, las mismas desembocan en la constitución de grupos parlamentarios que no son nacionales sino políticos. Por ejemplo, en el caso de la socialdemocracia, el Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas (S&D). Hay un factor que otorga un papel de mayor relevancia a la representación parlamentaria en la designación del presidente de la Comisión: el artículo 17 del Tratado de Lisboa estipula que, para dicha elección, los jefes de Estado o de Gobierno (el Consejo Europeo) “deben tener en cuenta el resultado de las elecciones del Parlamento Europeo”. Por otra parte, y el matiz es importante, según los términos del Tratado, el Parlamento “elegirá” ahora al presidente de la Comisión, cuando anteriormente debía contentarse con “aprobar” la elección del Consejo Europeo. 

Cuando se observa la situación con más detenimiento, se ve que lo que parece ser una clarificación de las opciones para los electores no es más que pura ilusión. La socialdemocracia pretende “politizar” la Comisión… ¡como si no fuera ya así! En efecto, el Ejecutivo de Bruselas no es una estructura “neutra” o “técnica”. Es una verdadera máquina de liberalizar, en cuyo seno, los 28 comisarios provenientes tanto de partidos conservadores como de partidos de izquierdas en el gobierno se llevan muy bien. Como el SPD y la CDU/CSU (Unión Demócrata Cristiana/ Unión Social Cristiana) en un gobierno alemán de “gran coalición”. ¡Es difícil imaginar cómo un presidente que se declarase de izquierdas podría cambiar algo en esta configuración en la que habría, por otra parte, una gran probabilidad de que este estuviera en minoría, ya que quienes designan a los comisarios son los gobiernos en función de sus propias orientaciones: los gobiernos de la derecha –que hoy son los más numerosos– designarán lógicamente comisarios de derechas!

Y aun cuando –milagro muy improbable– Martin Schulz fuera elegido presidente de la Comisión y dispusiera de una mayoría política en el Colegio de Comisarios, institucionalmente estaría obligado a aplicar el Tratado de Lisboa. Lo cual significa una hoja de ruta que prohíbe cualquier apartamiento de los dogmas liberales. Salvo que, por unanimidad, los Estados miembros de la UE aprobaran un nuevo tratado, es imposible una “reorientación” de las políticas europeas desde el interior. Y nadie ha oído que Martin Schulz y sus amigos socialdemócratas estén dispuestos a renegar de un Tratado que también votaron… 

En esas condiciones, tratar de hacerles creer a los electores que la UE puede ser “reorientada” para ser otra cosa que lo que es actualmente es o bien una ingenuidad o una mistificación.

 

NOTAS:

(1) http://www.deputes-socialistes.eu/?p=9917





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