La social-démocratie dans tous ses états

La agonia del PASOK y la victoria histórica de la izquierda radical en Grecia

Martes 24 de febrero de 2015   |   Fabien Escalona
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La victoria de Syriza en las elecciones legislativas del 25 de enero último es un acontecimiento mayor. Hay que subrayar que ésta se inscribe en una fase de destructuración profunda del sistema partidario griego en vigor desde 1974, año del fin de la dictadura de los coroneles y de la instauración de la tercera República. El elemento más notable ha sido la disminución importante de los sufragios controlados por la Nueva democracia (ND, de derecha) y por el Movimiento socialista panhelénico (Pasok) afiliado a la socialdemocracia europea.

Derrumbe cuantitativo y cualitativo del Pasok

De los dos partidos dominantes hasta ahora, el segundo es el que ha pagado el tributo más fuerte. Las cifras son crueles. Ya en 2012 su fuerza electoral se había dividido por cuatro con relación al año 2009. En el escrutinio de 2015, con el mismo elemento de comparación, la división es prácticamente por diez. Se puede hablar de un verdadero derrumbe de un partido que ha ejercido el poder en solitario durante por lo menos la mitad de la era posterior a la dictadura.

El derrumbe del Pasok no es sólo cuantitativo sino también cualitativo. Aún cuando sus resultados a nivel nacional se mantienen en la mayoría de las grandes categorías socio- demográficas, su caída electoral ha sido proporcionalmente mucho mayor en los estudiantes, los cesantes y los asalariados activos. Se redujo así a un núcleo sociológico envejecido, compuesto de sus electores más fieles et de los escasos clientes que todavía puede satisfacer en las colectividades bajo su control. Las encuestas realizadas en 2012 eran claras en ese tema y las de 2015 deberían confirmarlo. Al mismo tiempo, su rival de izquierda radical Syriza se « nacionalizó », obteniendo resultados notables no sólo en las capas mas instruídas y politizadas de la población sino también entre los asalariados de los sectores público y privado.

Reducido al estatuto de pequeño partido incapaz incluso de actuar como « hacedor de reyes », el Pasok debe además soportar a un nuevo concurrente en el segmento de la centro-izquierda que atrae todavía a un sexto del electorado. Tiene efectivamente ante él al nuevo partido llamado « el río » (To Potami), del cual dos de sus representantes ocupan un escaño a su lado en el Parlamento europeo, y además al muy reciente Movimiento de demócratas socialistas (MDS). Esta última formación sale de una disidencia de Georges Papandreou, antiguo dirigente del Pasok que prefirió afrontar a Evangelos Venizelos, su cabeza actual. El MDS no ha logrado representación en el Parlamento, pero ha recolectado por lo menos dos puntos que pertenecían al Pasok.

De principal fuerza de alternativa este ultimo se transformó en uno más de los partidos de centro-izquierda, con una organización y una base electoral muy debilitadas. El término de « pasokificación » circula ahora en las filas de los socialdemócratas europeos para describir este proceso de involución partidaria.

Syriza no es fruto de una transubstitución socialdemócrata

La manera como Syriza substituyó al Pasok como fuerza dominante en la izquierda y la relativa moderación de su discurso han llevado a algunos comentaristas a imaginarlo como el sucesor de la socialdemocracia, en retroceso desde 2009. Este análisis no es convincente.
Por una parte, la configuración partidaria de Syriza es singular y muy diferente de la del Pasok. Reúne culturas políticas situadas claramente a la izquierda de la socialdemocracia, lo que supone relaciones estrechas con los movimientos sociales, más allá incluso de los sindicatos.

Como lo recordé en un articulo publicado por Mediapart, la matriz eurocomunista se mantiene muy presente en el principal componente fundador del partido, que es por lo demás la organización de origen de Alexis Tsipras, el nuevo primer ministro [1].

Por otra parte, el programma de Syriza es, aunque atenuado, claramente anti-austeridad. Esta resistencia a las condiciones europeas del « rescate» financiero de Grecia se agrega a la tradicional oposición derecha/izquierda que estructuraba el sistema partidario. Según Gerassimos Moschonas si la política económica de Syriza es « socialdemócrata » entonces lo es en una versión « radical » : « Va en efecto mucho más lejos de lo admitido en el interior de la Unión y es muy probable que Alexis Tsipras prefiera el golpe de fuerza antes que la humillación » [2].

Este diagnóstico se confirma con las primeras decisiones del primer ministro, como son el nombramiento de su ministro de hacienda (Yanis Varoufakis), la alianza con la derecha nacionalista anti-austeridad o bien el reclamo del nuevo ejecutivo ante su marginalización en el expediente ukraniano [3]. Es decir, no por haber obtenido más de un tercio de los sufragios y haber conquistado el poder del Estado el partido se transformó en socialdemócrata gracias a una eucaristía electoral.

Algunos sugieren que la inflexibilidad de sus socios lo obligará a someterse o bien a renunciar (es decir salir de la zona euro). A estas opiniones les faltan matices. Si Alemania puede ser un actor intransigente en la dura negociación que se perfila, ella no lo puede todo, como lo ilustra « la flexibilización cuantitativa » propuesta por el Banco central europeo (BCE) en el mes de enero. Esta institución, y también los otros gobiernos, saben que perder a un miembro de la unión monetaria puede significar muchos riesgos económicos y políticos. Se trata de un elemento importante en la « estrategia del débil al fuerte » que van a desarrollar los dirigentes de Syriza. Suponiendo que la austeridad fuese abandonada, quedaría por definir cómo levantar a una economía griega todavía privada de un instrumento monetario que no sea sólo favorable a los países exportadores del Norte.

La descomposición socio-política y sus efectos

Sea como sea, Grecia aparece como el ejemplo mas visible de la descomposición socio política de la zona euro. Esta situación es el resultado, primero, de la particular vulnerabilidad de su economía, integrada de manera imprudente por su clase dirigente a la configuración neoliberal del capitalismo transatlántico, y segundo, porque las primeras respuestas a la crisis hicieron del país un laboratorio neoliberal que dejó a la población exangüe.

Esta observación invita a matizar las esperanzas o los temores de « contagio » de la respuesta de los Griegos a la crisis ; después de todo, hizo falta que el país fuera humillado y privado de un cuarto de su PIB para que la izquierda radical alcanzara el poder. Asi todo, la situación de Grecia es « relativamente » singular. Según la evolución de la crisis, en una zona euro construída para que los ajustes macro económicos pesen esencialmente sobre el « factor trabajo » (es decir sobre los trabajadores de base), otros Estados subordinados podrían transformarse en terrenos propicios para recomposiciones políticas mayores.

Sin embargo en el caso griego esta recomposición se hizo a costa del partido afiliado a la socialdemocracia. En España, el Partido socialista obrero español (PSOE) teme ser la próxima víctima en beneficio de Podemos, otra formación que ha sabido encarnar la primacía de la soberanía de lo popular y lo político ante la Unión europea, los mercados y una clase política que pierde legitimidad. Pero tanto en Italia como en Portugal, otros « eslabones débiles » en la zona euro, no se encuentran estas mismas configuraciones. Por qué ? Porque la presencia de factores estructurales favorables no es suficiente para producir ciertos efectos políticos. Más allá de la historia y de las instituciones de cada Estado, es necesario que surjan nuevas figuras políticas capaces de ofrecer una visión del mundo y una estructura de mobilización mucho más atractivas. Y eso, ninguna tasa de cesantía ni regla electoral pueden producirlo.

 

Derrota del candidato socialdemócrata a la presidencia croata.

En una crónica anterior, insistía sobre la debilidad de varios resultados electorales recientes de la socialdemocracia en Europa central y oriental. En los casos en que todavía conserva poder en las cámaras bajas (Eslovaquia y Rumania), sus candidatos a las elecciones presidenciales han sido derrotados, provocando incertidumbre sobre los futuros escrutinios legislativos, decisivos para el poder.

Un escenario comparable se acaba de producir en Croacia el 11 de enero 2015. Ivo Josipovic, candidato saliente apoyado por el Partido socialdemócrata (SDP) perdió por pocos votos la segunda vuelta contra la candidata de la derecha Kolinda Grabar-Kitarovic. Comparado con 2010, Josipovic cayó 10 puntos y perdió 300 000 votos. En un contexto económico depresivo, esta victoria refuerza las esperanzas de alternancia de la derecha, pero queda todavía un año para las elecciones legislativas. El SDP llegó al poder en 2011 apoyándose en una coalición compuesta por dos partidos liberales y por el partido de los jubilados. Después de haber obtenido 40 % de los sufragios hace cuatro años, esta misma coalición se sitúa ahora a alrededor del 25 % de intenciones de voto en las recientes encuestas.

 

Traduction : Rosa Gutierrez

 




[1Fabien Escalona, « Syriza, Podemos y la herencia euro comunista » Mediapart.fr, 28 de enero 2015. Consultar en (acceso a los abonados) : http://www.mediapart.fr/journal/France/290115/syriza-podemos-et-lheritage-eurocommuniste

[2Gerassimos Moschonas, « El primer ministro griego Alexis Tsipras sigue siendo el líder de un partido demagógico » Le Monde, 30 de agosto 2015. El título, seguramente elegido por el diario ; no refleja la posición más matizada del profesor de análisis político comparado. Consultar en : http://www.lemonde.fr/idees/article/2015/01/29/le-premier-ministre-grec-alexis-tsipras-reste-le-leader-d-un-parti-demagogique

[3L’UE publicó un comunicado anunciando nuevas sanciones contra Rusia sin que el gobierno griego hubiera sido consultado. Esto le dio la ocasión para protestar contra este hecho y para afirmar su desacuerdo sobre el contenido del anuncio (el ministro de relaciones exteriores declaró desear una solución federal para Ucrania). Esta última toma de posición no es sorprendente en un partido inscrito en las filas de la GUE en el Parlamento europeo, donde el grupo de izquierda radical protesta regularmente contra la política de la UE desequilibrada en desfavor de Rusia, según ellos.



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