La sélection du Monde diplomatique en español

La defensa del embargo ya no es una ventaja electoral en Estados Unidos

Desbloqueo entre Washington y La Habana

mercredi 12 novembre 2014   |   Patrick Howlett-Martin
Lecture .

La Unión Europea ha decidido revisar su “Posición Común”, que desde 1996, estipula la congelación de sus relaciones con Cuba. Un movimiento similar de distensión hacia la isla parece dibujarse al otro lado del Atlántico. El 11 de octubre de 2014, un editorial del muy influyente The New York Times instaba a Wahington a terminar con su embargo impuesto a la isla desde... 1962.

Tuvieron que pasar dieciséis años para que Estados Unidos reconociera a la Unión Soviética ; veinte para que reconociera a Vietnam ; treinta a la República Popular China. Cincuenta y cuatro años han transcurrido desde el derrocamiento de Fulgencio Batista, y sin embargo Washington aún no mantiene relaciones diplomáticas con Cuba.

Para algunos, sin embargo, no existe ninguna duda : el deshielo llega finalmente a las aguas turquesas que bordean la isla. Su convicción se basa en gran medida en un apretón de manos : el que intercambiaron el presidente estadounidense Barack Obama y su homólogo cubano Raúl Castro durante el funeral de Nelson Mandela en Soweto el 10 de diciembre de 2013. El momento fue unánimemente calificado como “histórico” por una prensa enseguida obsesionada con una cuestión : ¿había sido preparado ese gesto ? Imposible de determinar a ciencia cierta, pero una serie de circunstancias sugiere que la hipótesis de una puesta en escena nada tiene de descabellada.

Una semana después de las exequias del dirigente sudafricano, un editorial del Financial Times consideraba que “los argumentos a favor de una flexibilización, y más tarde de un levantamiento del embargo” eran “convincentes”, antes de instar a la Casa Blanca a que “modificara su política respecto a Cuba” (1). Por su parte, el periodista conservador John McLaughlin reunió a diferentes colegas para analizar el “caso”. Todos denunciaron las sanciones, incluido Patrick Buchanan, ex candidato a las elecciones presidenciales del ala ultraconservadora del sector republicano. Sin embargo, al igual que McLaughlin, Buchanan había apoyado en su momento a Ronald Reagan, para quien un acercamiento al régimen castrista no figuraba entre sus prioridades (2)...

En febrero de 2013, Patrick Leahy, el miembro más antiguo del grupo demócrata en el Senado, encabezó una misión parlamentaria bipartidaria en La Habana. Un año más tarde, Leahy envió al presidente Obama una carta abierta firmada conjuntamente con su colega republicano de Arizona, Jeff Flake, donde ambos solicitaban el levantamiento del embargo y la normalización de las relaciones, deseada, según una encuesta del Atlantic Council de febrero de 2014, por el 56% de los ciudadanos estadounidenses (3). Mencionando los intercambios y las inversiones de la Unión Europea, Canadá y los principales países del subcontinente (México, Brasil, Colombia), constataban : “En lugar de aislar a Cuba, no hemos hecho más que aislar a nuestro país con políticas obsoletas” (4).

El 16 de mayo de 2014, la subsecretaria de Estado estadounidense, Roberta Jacobson, dialogaba en Washington con la directora general del departamento de Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores cubano, Josefina Vidal Ferreiro. En el orden del día : la posibilidad de un intercambio inédito de detenidos. Días más tarde, el 19 de mayo, bajo el título “Support Cuban society”, cuarenta y cuatro personalidades (parlamentarios, ex altos funcionarios, oficiales de alto rango retirados, empresarios, responsables de fundaciones y de organizaciones no gubernamentales) enviaban a su vez una carta abierta a Obama. En ella formulaban dieciséis recomendaciones destinadas a promover las relaciones con la sociedad cubana, así como los intercambios de carácter comercial y turístico, a pesar de la oposición del Congreso, el único autorizado para levantar el embargo. Entre los firmantes : John Negroponte, ex jefe de inteligencia estadounidense, impulsor a comienzos de los años 1980, cuando era embajador en Honduras, de la política de guerra contra el régimen sandinista de Nicaragua, política condenada en 1986 por dos fallos del Tribunal Internacional de Justicia.

No obstante, en lo fundamental, el dispositivo legislativo de excepción contra la isla se mantiene. Ésta figura todavía en la lista de “países terroristas”. El embargo se extendió a las empresas extranjeras (Cuban Democracy Act, 1992 ; Helms-Burton Act, 1996), lo que ahoga a la economía y exige a los demás países la aplicación de sanciones unilaterales contra Cuba. Disposiciones migratorias particulares recompensan a los emigrantes que ingresan clandestinamente en territorio estadounidense. El Congreso vota cada año una ayuda financiera destinada a subvencionar los proyectos anticastristas de “defensa de la democracia”. Un programa de incentivos apunta desde 2006 a despedir a los médicos cubanos contratados en el marco de acuerdos de cooperación en el exterior (5). Finalmente, Washington impulsó, durante el mandato de George W. Bush (2001-2009), la elaboración de un proyecto de transición post Castro, que no ha sido cuestionado por Obama.

Antes del embargo, que data de enero de 1962, las dos terceras partes de los intercambios de la isla se hacían con Estados Unidos. Actualmente, los puertos cubanos están vedados a los barcos con bandera estadounidense, con la única excepción, desde 2000, de aquellos que transporten productos agrícolas y medicamentos. El organismo encargado del control de activos extranjeros (Office of Foreign Assets Control, OFAC) en el seno del departamento del Tesoro estadounidense dedica gran parte de sus actividades a hacer que se respete este embargo unilateral. En ocasiones recurre a medidas extremas : a lo largo del tiempo ha prohibido la importación a Estados Unidos de equipos que contuvieran níquel procedente de Cuba, chocolate suizo fabricado con cacao cubano, o tabaco cubano, incluso el adquirido en terceros países o en los duty free. En enero de 2011, hizo embargar la contribución destinada a Cuba del Fondo Mundial de Lucha contra el sida, la tuberculosis y la malaria (Global Fund), con una cuantía de 4,2 millones de dólares.

Desde 2009, grandes bancos internacionales han tenido que pagar importantes multas por realizar operaciones financieras con Cuba, abonando más de 3.200 millones de dólares al Tesoro estadounidense. Y el importe de las multas va en aumento : 619 millones de dólares para ING en junio de 2012 ; 1.900 millones de dólares para HSBC en diciembre de 2012 ; 8.900 millones de dólares para BNP-Paribas en mayo de 2014 (esta última suma incluye también infracciones a los embargos contra Irán y Sudán) (6). El propio embajador de Francia en Cuba no escapó a la OFAC : su cuenta personal en el Banque Transatlantique (grupo CIC) fue embargada por la justicia estadounidense después de que emitiera un cheque en dólares destinado a la compra, en La Habana, de un automóvil de marca francesa para su uso personal. Una cláusula prohíbe además a las empresas de terceros países alquilar o vender a Cuba bienes o servicios cuya tecnología tenga más del 10% de componentes estadounidenses ; lo que sucede con la mayoría de las plataformas petroleras y gran parte del equipamiento sanitario.

Desde luego, a partir de 2000, las leyes de excepción votadas durante la presidencia de John Fitzgerald Kennedy (1961-1963) no se respetan. La enmienda Nethercutt autoriza las exportaciones agrícolas norteamericanas. En 2012, Cuba ofrecía al sector agrícola estadounidense su cuadragésimo tercer (sobre doscientos veintinueve) mercado de exportación, por un valor de 457 millones de dólares (las compras cubanas tienen que pagarse al contado). Desde la organización en La Habana, en 2002, de una feria agrícola estadounidense inaugurada por el gobernador de Minnesota, se han sucedido allí múltiples gobernadores de Estados cerealeros, en ocasiones muy conservadores (Montana, Dakota del Norte, Minnesota, Idaho...). Asimismo, se han realizado de manera eventual consultas bilaterales en materia de inmigración, meteorología, correo postal (interrumpido en 1963) y lucha contra el tráfico de estupefacientes.

Por su parte, seiscientos mil estadounidenses de origen cubano viajaron a La Habana en 2013, es decir, aproximadamente dieciocho vuelos diarios. Mientras que los 100.000 ciudadanos estadounidenses que viajan cada año a Cuba deben obtener una autorización previa, los desplazamientos de los ciudadanos estadounidenses nacidos en la isla no sufren ninguna restricción. El levantamiento de la autorización de salida del territorio cubano, vigente a partir de diciembre de 2012, suscitó un aumento considerable de las salidas regulares : el 1 de septiembre de 2013, 47.000 personas habían abandonado el país, la gran mayoría con destino a Florida. La legislación cubana ya no se opone a su regreso, con la condición de que su estancia en el extranjero no supere los veinticuatro meses. Para los seis primeros meses del año 2013, la Sección de Intereses de Estados Unidos concedió más de 16.700 visados ; una cifra que aumentó un 79% con respecto a 2012.

Alrededor de las dos terceras partes de la población de la isla se beneficiarían con transferencias financieras procedentes de la comunidad cubana en Estados Unidos. Según una fuente gubernamental cubana, estas ascenderían a unos 2.600 millones de dólares en 2012 : un aumento de aproximadamente el 13% con respecto a 2011, a pesar de una reglamentación restrictiva (7). Enfrentado a una economía fosilizada (excepto algunos sectores competitivos como el turismo, la cooperación médica y las biotecnologías), y deseando movilizar a una población que no tiene más remedio que arreglárselas como puede, el presidente Castro ha puesto en marcha medidas de apertura económica (8). Lo que fomenta este tipo de transferencias financieras, que se traducen en inversiones de carácter privado : pequeños comercios, sector inmobiliario, gastronomía, hostelería... etc.

En Estados Unidos, los exiliados cubanos se concentran en Florida, donde constituyen entre el 5% y el 8% del electorado igualmente repartido entre demócratas y republicanos. Este Estado elige a veinticinco de los cuatrocientos treinta y cinco representantes en el Congreso, por lo que desempeñó un papel decisivo en las elecciones presidenciales de 2000 y 2004.

Hasta hace poco tiempo, los candidatos a la Casa Blanca estaban convencidos de no poder pronunciarse a favor de una mejora de las relaciones con La Habana sin arriesgar su elección o la de los parlamentarios de su partido en Florida. Pero las cosas cambian. Mientras que su marido se había expresado claramente a favor del embargo durante sus dos mandatos, Hillary Clinton, que desea llevar los colores demócratas en las presidenciales de 2016, escribió en su último libro : “Al finalizar mi mandato, pedí al presidente Obama que reconsiderara nuestro embargo contra Cuba. No servía para nada y perjudicaba nuestros proyectos con el resto de América Latina” (9).

Los jóvenes se distancian de las decisiones políticas de sus mayores. Durante las elecciones presidenciales de 2012, el porcentaje de votos republicanos se redujo en el seno de la comunidad cubana. La Universidad de Miami acaba de publicar además los resultados de una encuesta que revela que, actualmente, la mayoría de los exiliados desea una mayor apertura hacia su país de origen y se pronuncia en contra del embargo. En 1991, se trataba sólo del 13% de la población, frente al 22% en 1997, el 34% en 2004, el 46% en 2011 y el 52% en 2014 (The Miami Herald, 17 de junio de 2014).

En el Congreso, los representantes electos originarios de Cuba luchan, sin embargo, contra un acercamiento hacia la isla. Tanto los demócratas Robert Menéndez, Albio Sires y José Antonio “Joe” García como los republicanos Rafael Edward “Ted” Cruz, Marco Rubio (ambos potenciales candidatos a la Casa Blanca), Mario Rafael Díaz-Balart e Ileana Ros-Lehtinen. Cercanos a las organizaciones anticastristas US Cuba Democracy y Cuban American National Foundation, siguen influyendo de manera determinante. Presiden, o han presidido, las comisiones de Relaciones Exteriores del Senado (Menéndez) y de la Cámara de Representantes (Ros-Lehtinen).

En estas condiciones, el cambio esperado podría demorarse. Desde luego, bajo el impulso de Gobiernos cercanos a La Habana, América Latina se ha dotado de organizaciones de integración regional que excluyen a Estados Unidos (10). Los países del subcontinente han amenazado con boicotear la próxima Cumbre de las Américas, prevista para 2015, si Cuba no participa en ella, y veintidós votaciones sucesivas en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) han exigido el levantamiento del embargo (ciento ochenta y ocho votos a favor y dos en contra en la 68ª sesión en 2013). Pero todo esto no prosperará mientras las consideraciones de política interior prevalezcan en Estados Unidos por encima del interés de una mejora de la relación bilateral.

Hecho novedoso, sin embargo : la patronal estadounidense se muestra actualmente favorable a ello. En mayo de 2014, su mascarón de proa, Thomas Donohue, viajó a La Habana acompañado de una delegación de empresarios con el fin de evaluar la política de apertura económica del presidente Castro. A su regreso, exhortó a Obama a “tomar nuevas medidas de flexibilización” destinadas a “abrir un nuevo capítulo en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba” (11). En efecto, ¿por qué mantenerse al margen de un mercado en el que se encuentran estrechamente asociados Brasil y Venezuela, y que próximamente podría ser objeto de un nuevo acuerdo marco, más flexible, con la Unión Europea ? Sin olvidar que Rusia ya ha manifestado su interés : en febrero de 2013, su primer ministro, Dimitri Medvédev, viajó a La Habana junto a una importante delegación de empresarios. China, por su parte, es el tercer socio comercial de Cuba, por detrás de la Unión Europea...

 

NOTAS :

(1) “Time for US policy change on Cuba”, Financial Times, Londres, 22 de febrero de 2013.

(2) “The McLaughlin Group : The Ryan-Murray budget deal, president Obama’s handshake with Raul Castro and US-Cuba relations”, Bernard Center, Potomac (Maryland), 17 de diciembre de 2013, www.bernardcenter.org

(3) “Majority of Americans favor ties with Cuba, poll finds”, The New York Times, 10 de febrero de 2014.

(4) “Rather than isolate Cuba with outdated policies, we have isolated ourselves”, The Miami Herald, 11 de febrero de 2014.

(5) Léase Hernando Calvo Ospina, “Rumbo a una Internacional de la Salud”, Le Monde diplomatique en español, agosto de 2006.

(6) Ibrahim Warde, “Estados Unidos multa a los bancos”, Le Monde diplomatique en español, julio de 2014.

(7) Cifra proporcionada por el estudio del Havana Consulting Group “Remittances to Cuba : the most powerful engine of the Cuban economy”, citado en The Miami Herald, 6 de diciembre de 2013.

(8) Léase Renaud Lambert, “Así viven los cubanos”, Le Monde diplomatique en español, mayo de 2011.

(9) Hillary Clinton, Hard Choices, Simon & Schuster, Nueva York, 2014. Citado por Ignacio Ramonet, “Algo se está moviendo”, Le Monde diplomatique en español, julio de 2014.

(10) Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), Comunidad del Caribe (CARICOM).

(11) Hector Lemieux, “Cuba submergée par l’afflux de dollars américains”, Le Figaro, París, 4 de junio de 2014.





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