Los empresarios no somos los culpables de la crisis ; hemos generado riqueza y desarrollo” (1). Estas palabras fueron pronunciadas en julio de 2009 por un hombre poderoso, Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE ; con más de un millón de empresas miembros). Díaz Ferrán es también consejero de Caja Madrid –la cuarta entidad financiera de España– y copropietario, junto a Gonzalo Pascual Arias, del Grupo Marsans. A ese grupo pertenece la compañía Air Comet, que cerró intempestivamente sus puertas el 23 de diciembre de 2009, dejando en tierra a 7.500 pasajeros que tenían billetes para viajar en Navidad a Buenos Aires, Lima, Quito y otras capitales latinoamericanas. Según la Asociación Catalana de Agencias de Viajes, el número total de afectados puede ascender a 70.000, dado que la empresa vendió pasajes para los próximos meses.
El Gobierno español desembolsó más de un millón de euros de los contribuyentes para fletar varios aviones, que lograron trasladar a 4.215 de los clientes afectados. El resto se vio obligado a comprar nuevos billetes en otras aerolíneas, aunque a precios preferenciales, gracias a la gestión de los consulados de varios países.
Air Comet dejó en la calle a sus 660 trabajadores, la mayoría de los cuales no cobraba sus salarios desde hacía ocho meses. Están igualmente afectados trabajadores de las filiales de Argentina y Perú.
El mismo día en que dejó de operar Air Comet, Díaz Ferrán declaró : “Yo mismo no hubiera volado con Air Comet a ningún sitio”. Según este generador de “riqueza y desarrollo”, las huelgas y otras medidas de fuerza llevadas a cabo por los pilotos, azafatas y personal de tierra reclamando sus salarios, habían dañado la imagen y credibilidad de la empresa, alejando a potenciales pasajeros.
De esta forma, Díaz Ferrán hacía responsables a los propios trabajadores de Air Comet de la crítica situación a la que había llegado la empresa. Pero fue la pésima gestión, agravada por la crisis económica mundial, la que provocó su caída en picado. La propia Caja Madrid, a cuyo Consejo de Administración pertenece Díaz Ferrán, se negó en 2009 a renovar sin garantías el préstamo de 26,5 millones de euros que éste había contraído durante 2008, y le acusó de fraude. Simultáneamente, el banco alemán Nord Bank, que venía financiando el alquiler de la flota de Air Comet, le reclamó su deuda de 17 millones de euros. A su vez, la Seguridad Social española le reclamaba otros 16 millones de euros por impago de las cotizaciones sociales de sus trabajadores. Estas deudas fueron a sumarse a las contraídas con bancos e incluso con otras empresas también propiedad de Díaz Ferrán y su socio Gonzalo Pascual, desde las que éstos traspasaron 143 millones de euros para intentar reflotar Air Comet.
Ante las advertencias de sus acreedores y de las autoridades, Díaz Ferrán intentó in extremis que el Gobierno español mediara para conseguir una nueva prórroga, al tiempo que le pedía préstamos adicionales por 60 millones de euros al Instituto de Crédito Oficial (ICO).
Un juez británico terminó aceptando la denuncia del Nord Bank y decidió el embargo de la flota de Air Comet. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero consiguió una prórroga para que la compañía pudiese operar hasta el 10 de enero, y así cumplir con los pasajeros a los que había vendido billetes para las fiestas navideñas. A pesar de ello, Díaz Ferrán y su socio optaron por paralizar todas las actividades de la aerolínea, alegando que “ni siquiera tenían dinero para combustible”. El Ministerio de Fomento español decidió entonces cancelarle su licencia de vuelo. La crisis había estallado.
Un día después de que Air Comet dejara de operar, con los pasajeros acampados en el aeropuerto preparándose para pasar allí la Navidad, y con los trabajadores de la compañía manifestándose en la calle, Díaz Ferrán declaraba : “Hay que creer en la empresa privada y en la economía de mercado. Lo que ocurre es que a la economía de mercado y la empresa privada hay que dejarlos que funcionen, si una empresa cierra, por las razones que sea, pues ha cerrado (…) Hay otras empresas que saldrán a cubrir esos tráficos. Y no pasa nada, una empresa cierra y eso es la economía de mercado. Y unos trabajadores que ya está previsto que cobren el subsidio de desempleo y que buscarán trabajo en otras compañías” (2).
Los trabajadores enfurecieron ante la frivolidad con la que su ex patrón abordaba el tema. La empresa no había presentado aún ante las autoridades laborales un Expediente de Regulación de Empleo (ERE), aportando la documentación que justificara el cierre de la empresa y el despido de los asalariados, por lo que éstos no podían cobrar el subsidio de desempleo –unos 1.000 euros mensuales por un máximo de dos años– al que alegremente hacía alusión Díaz Ferrán.
La Fiscalía del Estado investiga las denuncias hechas por pasajeros y trabajadores de Air Comet, según las cuales la compañía siguió vendiendo billetes cuando ya tenía los aviones embargados, lo que supondría un delito de estafa.
El Grupo Marsans, del que son propietarios Díaz Ferrán y Pascual Arias y al que pertenece Air Comet, está integrado por las principales empresas que controlan el turismo en España, tanto a través de agencias de viajes, como Viajes Marsans, VIE Viajes, Tiempo Libre-Mundicolor, Marsans Internacional o Star Turismo ; o con los hoteles de Hotetur, así como la amplia gama de transporte en autobús para circuitos turísticos en España y el extranjero, Trapsatur, Trapsa o Travel Bus. Díaz Ferrán se enorgullecía de tener 17.000 trabajadores. El Grupo Marsans factura más de 1.400 millones de euros anuales.
La agencia de viajes, ahora perteneciente al Grupo Marsans, es la primera que se creó en España y sigue siendo la más importante. Fue fundada en 1910 por Josep Marsans, propietario también de la Banca Marsans, vendida al Instituto Nacional de Industria (INI), en 1965, durante el régimen de Franco. Es decir, que pertenecía al Estado. A mediados de los años 1980, bajo el Gobierno socialista de Felipe González (1983-1996), comenzó la ola privatizadora, con la venta del Grupo Marsans, Secoinsa y Telesincro ; ola que alcanzaría su apogeo con el gobierno del derechista José María Aznar (1996-2004), del Partido Popular.
El grupo turístico Viajes Marsans fue adjudicado en 1985 después de una millonaria inversión estatal (60 millones de euros) para sanearlo, a Trapsatur, la empresa de transportes de Díaz Ferrán y su socio Gonzalo Pascual Arias. Se asegura que éstos pagaron, en realidad, una cantidad muy inferior a la de la inversión previa de saneamiento hecha por el INI. La venta, tanto de Viajes Marsans como de la Empresa Nacional de Turismo (Entursa), fue motivo de una fuerte discusión en el Gobierno socialista. El Ministerio de Transportes, Turismo y Comunicaciones rechazaba la venta de ambas empresas, tanto por considerarlas estratégicas, como por la inversión realizada por el Estado. Pero Felipe González decidió venderlas (3).
Durante los años de boyante economía en España, Díaz Ferrán y su socio hicieron operaciones cada vez más arriesgadas. De ahí su profunda caída actual. Una de las últimas grandes operaciones que el Grupo Marsans pudo concretar fue en 2006, con la venta de Pullmantur, gran operadora de circuitos turísticos en todo el mundo, a Royal Caribbean, por 400 millones de euros. Sin embargo las cosas han cambiado mucho en estos últimos cuatro años. Para conseguir liquidez y poder pagar los voluminosos préstamos contraídos, calculados en más de 400 millones de euros, Díaz Ferrán y Pascual Arias negocian ahora la venta de Trapsa, la primera empresa del grupo, al fondo británico de capital riesgo Doughty Hanson, que controla el poderoso grupo de transporte por autobuses Avanza. Y no sólo Trapsa está en venta : el propio Grupo Marsans busca comprador desesperadamente.
Concebida por Díaz Ferrán y Pascual Arias en 1966, cuando ambos, estudiantes entonces de Ingeniería industrial, tenían 23 años, Trapsa fue creada con dinero y avales de sus respectivos padres. Durante los años 1970, Trapsa compró varias compañías de transportes interurbanos de viajeros en la zona de Madrid. Su veloz desarrollo se habría visto favorecido por la relación de Pascual Arias con el poder franquista. Su madre era prima del entonces alcalde de Madrid, Carlos Arias Navarro, por lo que, en su época, se rumoreó que se habían beneficiado de concesiones “a dedo”. Carlos Arias Navarro fue el último Presidente del Gobierno de Franco, el mismo que anunció, lloroso, su muerte a los españoles el 20 de noviembre de 1975 (4) y que luego, en democracia, se reciclaría en Alianza Popular.
Si Díaz Ferrán y su socio se beneficiaron primero de las relaciones familiares con Arias Navarro y luego con la adjudicación de Viajes Marsans por parte del Gobierno de Felipe González, no podían dejar de tener la misma suerte con el líder del PP y ex Presidente del Gobierno, José María Aznar. Fue bajo su gobierno conservador cuando los dos socios volvieron a ser agraciados, esta vez con la adjudicación de Aerolíneas Argentinas, por el simbólico precio de una peseta, en 2001. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), sucesora del INI, les adjudicó Aerolíneas Argentinas, aportándoles además cientos de millones de las viejas pesetas para reflotarla. Se trató de una decisión sumamente polémica ; tanto, que motivaría la apertura de una causa judicial en Madrid. La investigación no sólo pretendía aclarar los criterios con los que la SEPI tomó su decisión, sino también si los dos socios hicieron desvío de los fondos públicos recibidos, además de defraudar en más de 100 millones de euros a Hacienda.
El Gobierno argentino acusó también a los dueños del Grupo Marsans de la descapitalización de Aerolíneas Argentinas, mientras la Justicia en Buenos Aires tiene abiertas igualmente causas contra los dos socios por emisión de cheques sin fondos e impago de salarios a sus trabajadores.
A sus 67 años, Díaz Ferrán es, junto con Pascual Arias, igualmente accionista, mayoritario en muchos casos, de decenas de otras empresas de distintos ramos en España, además de presidente o miembro de la dirección de numerosos organismos empresariales españoles y europeos. Pero sin duda, el cargo más importante que ostenta Díaz Ferrán y que lo convierte en alguien tan poderoso, es el de Presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE). Aglutinando cerca de un millón de empresas, la CEOE es la única institución en España que, en nombre del mundo económico y empresarial, se sienta en la Mesa de Diálogo Social con el Gobierno y los líderes de las dos más grandes confederaciones sindicales, Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT), para negociar los convenios colectivos de millones de trabajadores.
Actualmente hay bloqueados 1.500 convenios colectivos que afectan a cuatro millones de trabajadores, después de que Díaz Ferrán, en representación de la CEOE, rompiera las negociaciones en julio de 2009 al no conseguir que prosperaran sus posiciones. En nombre de la CEOE, Díaz Ferrán exige que las empresas paguen menos impuestos, que se rebaje en cinco puntos las cotizaciones empresariales a la Seguridad Social, que los salarios no suban más del 1% anual, que se “flexibilice” el mercado de trabajo –léase : despido libre– y un gran número de otras medidas favorables para la patronal.
Poco antes de esa ruptura de la Mesa del Diálogo Social, los micrófonos jugaron una mala pasada a Díaz Ferrán. Fue a principios de mayo, cuando creyendo que nadie lo oía, se le escuchó decir que “el problema no es la gravedad de la crisis, sino los años de Zapatero”. Lo dijo en la Asamblea anual de la patronal madrileña (CEIM), ante un millar de empresarios. Y no fue sólo eso : en referencia a la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, agresiva dirigente del PP, Díaz Ferrán dijo también : “Es cojonuda, cojonuda”. La sintonía entre las posiciones del PP y las de la CEOE y su Presidente es total.
Rodríguez Zapatero reprocharía la moral de los empresarios durante una reunión del Comité Federal del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). “Salimos al rescate del sector privado sobre-endeudado, y las empresas que tienen deudas de millones de euros critican que subamos los impuestos y nos dicen que los bajemos”, dijo (5). “El discurso capitalista es el de la hipocresía, el ‘Gobierno no debe intervenir en nada’, pero todo depende del Gobierno”, añadió. Zapatero respondía de esta manera al doble lenguaje de Díaz Ferrán y la CEOE. En junio de 2007, Díaz Ferrán afirmaba que “la mejor empresa pública es la que no existe... más libertad de empresa, más mercado, más desregulación y más competencia”. Sin embargo, al estallar la crisis, la patronal exigía al Estado que hiciera algo por ellos. El 17 de julio de 2008, por ejemplo, Díaz Ferrán declaraba : “Creo en la libertad de mercado, pero en la vida hay coyunturas excepcionales. Y se puede hacer un paréntesis en la economía de libre mercado” (6).
Pero ni su lenguaje oportunista ni los desastres que va dejando en el camino con sus empresas, ni las causas judiciales que tiene abiertas en España y Argentina, son suficiente motivo para que el 95% de la CEOE le retire su respaldo.
Los patronos aseguran que Díaz Ferrán puede seguir representándolos en sus negociaciones con el Gobierno y los sindicatos, independientemente de lo que haga con sus empresas, con sus trabajadores, y de sus problemas en los tribunales de Justicia. Un caso insólito, sin precedentes en España. Es el patrón de patronos, todo un símbolo de la moral empresarial imperante...
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Notas :
(2) http://www.rtve.es/mediateca/audios/20091224/entrevista-integra-gerardo-diaz-ferran-rne/655936.shtml
(3) http://www.elpais.com/articulo/economia/.../elpepieco/19850611elpepieco_13/tes/
(4) http://www.rtve.es/mediateca/videos/20080116/espanoles-franco-muerto/362530.shtml
(5) http://www.elconfidencial.com/espana/zapatero-contra-empresarios-20090920.html