Unai Aranzadi : Es conocida su etapa como joven líder del movimiento Otpor que derrocó al presidente Milosevic, pero, ¿cómo ha continuado exportando su método después ?
A partir del año 2003, dejé el partido político del que formé parte tras conseguir derrocar a Slodoban Milosevic, y entonces comenzaron a llamarme para viajar a países que querían inspirarse en nuestras técnicas revolucionarias. El primer lugar al que acudí fue Bielorrusia. Todos estaban muy interesados en recibir asesoramiento sobre cómo se podían hacer cambios de régimen sin violencia. Desde entonces, dejamos el nombre de Otpor y formamos este nuevo sello llamado CANVAS ubicado aquí, en Belgrado. Hasta este momento ya hemos intervenido formando grupos en 46 países a lo largo y ancho del mundo. Unos no han prosperado pero otros han sido muy exitosos.
U. A. : ¿Cuáles ?
Los georgianos fueron muy efectivos y terminaron llevando a cabo la “revolución de las rosas”, como los ucranianos precursores de la “revolución naranja” a quienes formamos igualmente. También viajamos a sitios muy desconocidos como Maldivas, así como a otros lugares en los que seguimos insistiendo y otros que no han prosperado, como fue el caso de Birmania antes de la actual transición. Los grupos contactan con nosotros y nosotros les explicamos cómo pueden trabajar con nuestro sistema no violento.
U. A. : ¿Cómo funciona su sistema ?
Tiene tres niveles. Uno con activistas locales, que reciben a nuestra gente, personas con experiencia en Serbia o lugares como Georgia. El segundo nivel consiste en prestar herramientas gratuitas, en las cuales se explica cómo combatir a los opresores. Una de ellas es el clásico Manual de lucha no violenta, que está en la Red y en muchos idiomas para que pueda ser usado sin coste ni problema allá donde se necesite. Nuestro último manual se llama Volver la opresión contra sí misma, está siendo un éxito. Es, como todos los demás, muy fácil de comprender y llevar a cabo. Y en el tercer nivel, trabajamos con científicos que ayudan a hacer comprender a las masas nuestro sistema. Por eso, muchas facultades de Estados Unidos están implementando una formación académica basada en nuestras experiencias y potenciales para cambiarlo todo.
U. A. : Pero, ¿cuál es exactamente la singularidad de su método ?
Cuando miramos las experiencias del siglo XX, se ven varios hechos claros de éxito sin usar violencia que cambiaron para siempre el mundo. Gandhi fue un caso de cómo acabar con el colonialismo en la India, como Nelson Mandela o Martin Luther King contra el racismo. La lucha de Lech Walesa por expulsar a los soviéticos de Polonia y traernos la unidad de Europa es otro ejemplo. Así que mi instituto CANVAS trata de comprender cómo fueron estos procesos con la ayuda de especialistas en las ciencias sociales. En cualquier caso, es muy difícil poder decir qué hacer exactamente, porque aquí no funciona el “corta y pega”. Cada sitio tiene sus particularidades. Cada opresión es diferente, y podemos tomar elementos de Gandhi en la India y tratarlos de incorporar en Siria pero no siempre funciona. Hay unos pocos elementos comunes entre todas las experiencias exitosas citadas y con ellos trabajamos. Lo llamamos “la divina trinidad” de nuestra lucha. Primero : la unidad ; segundo : planear ; y tercero : disciplina en la no violencia. La unidad es necesaria para sumar gente en los países religiosos. Hay que hacer participar a cuanta más gente mejor, sin dejar que hagan uso de la violencia. En una dictadura, lo que paraliza a la gente es el factor miedo, y en Gobiernos democráticos pero corruptos, la apatía es lo que hace a la gente inefectiva. Sabiendo esto, analizamos el estado de ánimo de la gente así como la capacidad de crear entusiasmo y la estrategia y táctica que se puede emplear. Así que, cuando ves las protestas en España, que es sin duda un país democrático, y las comparas con otros países no democráticos donde se usa la policía y armas, la única diferencia real, es el miedo y la apatía de la gente. Pero consiguiendo pequeñas victorias, ganando credibilidad y sumando un abanico de gente muy diversa en las protestas, vemos que son, en ambos casos, las mismas reglas. Básicamente, trabajamos con el concepto acuñado por Gene Sharp : “Si la gente no obedece, quien manda no puede ordenar.”
U. A. : Ha citado antes a Nelson Mandela, quien tuvo un largo haber de lucha armada, así como a Gandhi, que no ejercía la violencia activa pero sí la pasiva poniendo los muertos y heridos de su parte para hacer presión sobre el colonizador…
Bueno, en sociedades con una fuerte cultura de no violencia, por la influencia budista en el caso de los birmanos, por ejemplo, ponemos todo nuestro esfuerzo sin recurrir a la autoinmolación y ese tipo de acciones, porque pensamos que son dañinas y no productivas. De todos modos, hay un estudio muy interesante llevado a cabo por dos investigadoras estadounidenses, Erica Chenoweth y Maria Stephan, en el que han examinado 323 campañas entre 1900 y el 2006 (1). En él se puede ver que los conflictos llevados a cabo por métodos de resistencia no violenta han sido mucho más duraderos y efectivos que los violentos o de guerra. Hay un 53% de éxito por resistencia no violenta frente a un 26% por ciento de posibilidades de éxito con la guerra. Así que nuestro sistema no sólo es más ético, sino también más efectivo.
U. A. : Y respecto a uno de los países donde están interviniendo, Venezuela, ¿qué es lo que están haciendo allí ahora ?
Hay muchas cosas en marcha allí. Mira, ahora hay nuevas corrientes y lugares desde donde emerge la protesta, como Grecia o España. Es gente que no viene de esferas políticas. Lo que pasa en países como Venezuela y Ucrania es que la gente no confía en las elites políticas. Las protestas no están siendo llevadas a cabo por partidos políticos formales, sino por gente cansada de la situación, que quiere hacer las cosas por sí misma y que sin duda va a seguir adelante. En este momento somos testigos de tres tipos de protestas. Una es la de Tailandia, las “camisas amarillas” contra las “rojas”. Después tenemos Ucrania, donde fue muy efectiva la “revolución naranja” en el 2003 pero luego la transición se encauzó mal, dio un paso atrás, y llevó a que Yanukóvich desoyera a medio país que estaba en la calle y desechó el acuerdo de asociación con la Unión Europea. En Venezuela tenemos una dinámica muy diferente. Existe un Gobierno elegido mediante elecciones pero parece incapaz de cubrir las necesidades básicas de la gente. La mayor razón que veo de las protestas allí es el incremento de la criminalidad, por lo que no es tanto un problema de partidos sino de resolver estos problemas económicos y de seguridad. El tema allí lo están gestionando estudiantes, tenemos que ver aún lo que pasa...
U. A. : ¿Cómo decidís cuando un Gobierno o régimen es “opresivo” ?
Nosotros nunca decidimos, nunca tomamos parte y no juzgamos a los Gobiernos públicamente. Estamos aquí y la gente se nos acerca desde diferentes países. Tenemos grupos para cada área. Si es un grupo no violento que quiere hacer algo, le ayudamos, aunque vemos cual es el pasado de cada grupo para ver si cooperamos con ellos. Por ejemplo, no trabajamos con grupos que tengan un historial de violencia. Se nos han puesto etiquetas de estar detrás de protestas en las que ni siquiera hemos estado. En todo caso, nuestra misión es apoyar a los grupos que quieren un cambio político, sea en el seno de una democracia o contra un poder autocrático.
U. A. : Pero ustedes hacen valoraciones políticas claras, ¿no ? Asegura que España sin duda es una democracia y da a entender que no hay opresión. Y también trabajan y publican informes sobre Venezuela, donde no hay una dictadura…
Yo trato de dividir el mundo en dos grandes grupos. En países felices, el Gobierno tiene miedo a la gente, y en países infelices, la gente tiene miedo al Gobierno. Esta es la única limitación que yo veo. En cualquier caso, nunca queremos intervenir. No porque queramos ser políticamente neutrales y tener credibilidad, sino porque no queremos aprender de extraños. Así que cuando ves a asesores extranjeros decir a la gente lo que debe hacer, creemos que no funcionará bien. Por tanto nosotros solo tenemos fe en la suma de la gente, el entusiasmo y los conocimientos. Sólo queremos que funcionen sus ideas, no las ideas de otros.
U. A. : A principios de año pudimos ver en imágenes de agencias internacionales a jóvenes de clase media lanzando cócteles molotov en Caracas con camisetas de Otpor. ¿Cómo lo valora ?
Bueno, eso no significa necesariamente que aquella persona tenga relación con nosotros. Lo único que nosotros hacemos es asesorar a quien se quiera organizar frente a los opresores.
U. A. : ¿Y qué me dice de la financiación que han estado recibiendo del Gobierno de Estados Unidos ?
Mucho se ha dicho sobre esto y sobre la parte de financiación que recibimos de Occidente pero lo que la gente no comprende es que cuesta mucho mantener una estrategia internacional de resistencia no violenta durante diez años. Sí, hubo un apoyo por parte de ellos y de gente de negocios cuando ya éramos una organización con cincuenta mil miembros… Si me preguntas si nos fue útil para terminar con Milosevic, sí, sí lo fue. ¿Milosevic estaría de todas formas fuera del Gobierno sin la ayuda económica que nos dio Estados Unidos ? Probablemente, porque había mucho descontento... Los bombardeos de la OTAN realmente ayudaron a Milosevic. ¿Qué opción teníamos ?, ¿que Milosevic continuase gobernando ? Nos hubiera costado más guerras. Así que no teníamos muchas opciones. Es realmente absurdo pensar que quien provee de financiación a nuestro movimiento está moviendo los hilos. Si hay organizaciones internacionales que están dispuestas a ayudarte, es normal conversar con ellos.
U. A. : Hay que ser ingenuo para pensar que Estados Unidos da dinero a unos pero no a otros sin ninguna motivación política, ¿no cree ?
Si tienes unos objetivos claros y alguien quiere ayudarte con ellos, hablas con esa persona y, si coincides en los objetivos, aceptas su ayuda. No veo problema en ello.
NOTAS :
(1) Erica Chenoweth y María J. Stephan “Why Civil Resistance Works:The Strategic Logic of NonViolent Conflict” en International Security, vol.33, 1ª edición, páginas 7 a 44, verano de 2008.