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Nuevo escenario para Chile : El terremoto y el gobierno de Sebastián Piñera

Que el terremoto no sea excusa

jeudi 20 mai 2010   |   Victor Hugo de la Fuente
Lecture .

Más de dos millones de damnificados causó, en Chile, el terremoto del 27 de febrero pasado, la peor tragedia natural vivida por ese país desde 1960. El seísmo coincidió con el final de mandato de la presidenta Michelle Bachelet y con la toma de posesión de Sebastián Piñera, candidato de Coalición por el Cambio (derecha). El nuevo Presidente, un empresario dueño del canal de televisión Chilevisión, de una parte del capital del club de fútbol Colo Colo, de la compañía aérea LAN Airlines, y que posee, según la revista estadounidense Forbes, una de las mayores fortunas del mundo, ha anunciado un importante plan de reconstrucción. Pero la composición de su Gobierno ha suscitado críticas, no sólo por su carácter marcadamente ultraliberal, sino por incluir a personalidades implicadas en la represión durante la dictadura del general Pinochet.

El terremoto y maremoto del 27 de febrero golpearon brutalmente a Chile y, como siempre, los más perjudicados resultaron ser los más pobres, que a un mes de la tragedia siguen en duras condiciones, sufriendo las consecuencias, las que seguramente se prolongarán, al igual que la reconstrucción del país, que pasa a ser una tarea prioritaria. Esta reconstrucción debe llevarse adelante con miras a levantar un Chile más justo y no para hacer nuevos negocios en que ganen los de siempre. El terremoto no puede servir de excusa para quitar derechos y postergar soluciones a los más necesitados.

El terremoto puso al desnudo la fragilidad del sistema y la enorme fractura social, las brutales desigualdades, que ocultaba el exitismo de los que insistían en que los chilenos eran los jaguares de América Latina. También quedó de manifiesto la actual debilidad de las organizaciones y redes sociales del movimiento popular tan fuerte el siglo pasado (sindicatos, Federaciones, Juntas de Vecinos, etc. etc.). A pesar de ello el sentido de la solidaridad del pueblo se manifestó con mucha fuerza y los habitantes que menos sufrieron entregaron su apoyo a los damnificados desde el primer momento, al igual que las organizaciones vecinales, estudiantiles, sindicales, caritativas y otras.

La debilidad de la organización popular también se manifestó en el triunfo de la derecha con la elección de Sebastián Piñera. Los partidos de la Concertación, que lograron el gobierno en 1990 gracias a las protestas y movilizaciones de la ciudadanía, fueron reduciendo sistemáticamente las redes sociales y encerrándose en una cúpula que los llevó al aislamiento y finalmente a la pérdida del gobierno.

La llegada de la derecha cambia el escenario político ya que, aunque tanto la Alianza por Chile, como la Concertación por la Democracia, gobernaron bajo la ideología neoliberal, no es menos cierto que la llegada al gobierno de los “dueños de Chile” (los grandes empresarios, los propietarios de las Isapres, las clínicas, los bancos e instituciones financieras, los centros comerciales y tiendas de retail, las universidades y colegios privados, las empresas constructoras, los medios de comunicación, etc. etc.) sólo puede llevar al país a profundizar las diferencias sociales y a retroceder desde el punto de vista valórico. No es de extrañar que los empresarios, a través de la SOFOFA (1), se hayan manifestado abiertamente contra cualquier posible alza de los impuestos, a pesar de las enormes necesidades de financiamiento que dejó el terremoto.

Nada bueno podemos esperar de un gobierno cuya mayoría de ministros y subsecretarios, tiene conflictos de interés evidente, entre sus antiguas funciones en el mundo privado y los actuales cargos públicos. La gran mayoría de los altos puestos proviene del mundo empresarial, con estudios en la UC y colegios privados. Hoy se mezcla, desde el propio gobierno, la política y los negocios. La amenaza de una sola visión, cada vez más reaccionaria, comienza a hacerse realidad.

Realmente vergonzosa ha sido la actitud del propio presidente Piñera quien, a pesar de haber señalado reiteradamente en la campaña que vendería sus acciones de la compañía aérea LAN antes de asumir la presidencia (2), sólo las vendió –y de manera muy discutible– después de dos semanas de haberla asumido, dejando sin resolver hasta ese momento, la venta de las acciones del equipo de fútbol Colo Colo y el traspaso de Chilevisión. Para Piñera primó más su fortuna, su sentido de la especulación, que sus propias promesas.

Más allá de los errores cometidos en las dos primeras semanas de gobierno, como la lenta nominación de muchos cargos lo que retardó el trabajo del aparato estatal, algunas designaciones que debieron revocar, o el faltar a la promesa de no dar cargos por cuotas ni por “premios de consuelo” a los que perdieran las elecciones, o los fallos en las listas de fallecidos por el terremoto, entregadas tres semanas después, a pesar de haber criticado a la anterior administración por supuestos fallos en las listas a sólo tres días del terremoto, señalando con soberbia que con la derecha llegaría la eficiencia ; más allá de todo eso, lo que preocupa es su visión neoliberal de privatizar a ultranza, de “externalizar” lo más posible, de debilitar al Estado en lo poco que le queda, dejando en el desamparo a los más débiles, ya que hoy el Estado es el defensor del patrimonio de los que no tienen patrimonio. Es necesario defender las conquistas adquiridas, ir más allá del asistencialismo, exigiendo el derecho de los chilenos y chilenas a la educación de calidad, a la salud pública, a una vivienda decorosa, a un trabajo decente, a salarios dignos. Es necesario también proteger el medio ambiente, regular el sistema financiero y luchar por una nueva Constitución, a través de una Asamblea Constituyente, para eliminar la institucionalidad heredada de la dictadura y democratizar nuestra sociedad, promoviendo la participación ciudadana.

Es urgente que los distintos estamentos : trabajadores, estudiantes, mujeres, pobladores, profesionales, pueblos originarios y otras fuerzas, se organicen y luchen por sus intereses, de manera autónoma, pero coordinando sus combates por un Chile mucho más justo. Hay que crear nuevos referentes, movimientos sociales, partidos, foros, redes que unan a las diversas asociaciones en la gran tarea de conquistar una auténtica soberanía popular.

La escandalosa concentración de la propiedad de los medios de comunicación en Chile no tiene parangón en ningún país democrático del mundo. Se nos ha querido hacer creer que la libertad de expresión es la libertad que tienen los dueños de los medios para decir lo que ellos estiman, pero no se considera la libertad de los periodistas para expresarse libremente ni mucho menos el derecho que deben tener los ciudadanos para poder informarse a través de medios independientes y plurales. La Concertación tiene gran responsabilidad por haber dejado el tema comunicacional en manos del mercado, discriminando a los medios de comunicación independientes al negarles la publicidad estatal, llevando finalmente a la muerte a la gran mayoría de ellos. Es insólito que hoy existan en Chile menos medios de comunicación independientes o alternativos que los que existían a fines de la dictadura.

Desde el 11 de marzo esta situación se ha agravado y hoy se siente aún más la necesidad de poder contar con diarios, periódicos, radios y canales de televisión que entreguen una información distinta, amplia y plural. Estamos seguros de que surgirán nuevos medios escritos, a los que deseamos éxito, sabiendo lo difícil y costoso que es mantener un periódico y desde luego mucho más un diario.

Ante la falta de pluralidad informativa hoy en Chile Le Monde diplomatique ha decidido ampliar sus columnas a la temática del país, para aportar informaciones con reflexiones y pensamiento crítico. Los artículos, desde luego, tendrán el mismo carácter profesional que los internacionales, documentando todas las fuentes y bibliografía, tal como se puede apreciar en este mismo número.

Queremos contribuir, con nuestro grano de arena, a la diversidad informativa, especialmente al análisis y al debate así como a la búsqueda de alternativas, manteniendo nuestra completa independencia de los poderes políticos y económicos, basada en depender fundamentalmente de nuestros lectores.

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Notas :

(1) Diario Financiero, 23 de marzo de 2010.

(2) “Lo he dicho un millón de veces : voy a vender LAN antes de asumir como presidente” Sebastián Piñera en el debate presidencial por TV, ANATEL, 11 de enero de 2010.

(3) Le Monde Diplomatique Chile, abril 2010





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