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FIN DE LA “PRIMAVERA DE LA PRENSA”

Marruecos silencia los periódicos independientes

lundi 21 juin 2010   |   Souleiman Bencheikh
Lecture .

Desde hace dos años, la prensa escrita marroquí sufre las iras del poder. En efecto, aunque los numerosos procesos contra periódicos en 2009 y 2010 no obedecen a la misma lógica, puede perfilarse una visión de conjunto del futuro paisaje mediático marroquí. La estrategia de las autoridades parece que ya no es la de una “primavera de la prensa”, que tan beneficiosa resultó en cuanto a imagen al principio del reinado de Mohamed VI. Las múltiples crispaciones del Estado se inscriben, por el contrario, en una estrategia de meter en cintura al campo mediático.

En Marruecos, la prensa independiente está lejos de concitar la unanimidad en torno a ella. Y no todos los ataques vienen del Palacio Real. En marzo de 2006, la Fundación Abderrahim Bouabid, un acreditado think tank socialdemócrata, publicaba, en sus Cahiers bleus (1), un estudio titulado “Presse écrite et transition”. El investigador Jamal Eddine Naji (que asimismo es el actual ponente del debate parlamentario denominado “Medios de comunicación y sociedad”) escribía al respecto : “Planteémonos la cuestión : ¿los contenidos de esta prensa marroquí llamada “independiente”, calificada por unos de “excesivamente irreverente” y por otros de “irresponsable”, e incluso de “nihilista”, son contenidos de lucha por la construcción de la democracia ? Estos contenidos dominados generalmente por la denuncia realizada, además, con artificios sensacionalistas, pecados de imprecisión y de inexactitud, e incluso con la perversidad del rumor y de la fabulación, ¿son contenidos políticamente beneficiosos a largo plazo para la transformación democrática del Estado y de la sociedad ? Es decir, ¿son provechosos para una democratización de toda la vida colectiva de los 32 millones de marroquíes ?

Estas cuestiones de apariencia acusadora no pueden ignorarse. Se plantean, por el contrario, con mucha más intensidad desde 2009 y tras la multiplicación de los procesos contra la prensa. En concreto, han sido dos los casos que han puesto de manifiesto las contradicciones inherentes al oficio de periodista, ampliamente explotadas por las autoridades. El “asunto Rotavirus” en primer lugar : todo comenzó con un comunicado del Ministerio de la Casa Real, del Protocolo y de la Cancillería, publicado el 26 de agosto de 2009 por la agencia nacional de prensa MAP. En resumen : “Su Majestad el Rey Mohamed VI presenta una infección de rotavirus […] por lo que necesita una convalecencia de cinco días. El estado de salud de Su Majestad el Rey no justifica ninguna inquietud”. Todos los medios de comunicación informaron del anuncio, el primero de este tipo bajo la era de Mohamed VI. Resultado : la policía interrogó a diez periodistas, hubo cinco imputados y el caso fue ejemplar. El 15 de octubre de 2009 condenaron a Driss Chahtane, director del semanario Al Michaal, a un año de prisión firme, con encarcelación inmediata, acusado de haber publicado “de mala fe” “informaciones susceptibles de alterar el orden público”. Declararon culpable a su revista de haber dado la palabra a un médico que explicó la naturaleza y los síntomas del rotavirus, así como de haber entrevistado al periodista español Pedro Canales, quien afirmó que “fuentes médicas en París” le habían asegurado que Mohamed VI padecía “una enfermedad incurable”. ¿Divulgación de rumores o verdadero periodismo de investigación ? La justicia marroquí determinó que la salud del Rey no se comenta y menos se investiga sobre ella.

Otro caso es el del “asunto Moulay Ismaïl”, una nueva incriminación de los métodos periodísticos. El 26 de septiembre de 2009, día de la boda del primo hermano del Rey con una ciudadana alemana de confesión musulmana, el diario Akhbar Al Youm publicó una caricatura del príncipe sentado en una aamaria (baldaquino donde tradicionalmente se transporta al novio) con, como telón de fondo, una bandera de Marruecos en la que la estrella de David parecía haber sustituido a la estrella de cinco puntas. Un humor grueso, que además va en detrimento de un miembro de la familia real, y ataca un emblema nacional (2), por lo que se reunían todos los ingredientes para irritar a las altas esferas. Dos días después de la publicación, las autoridades procedieron a congelar las cuentas bancarias del diario y mandaron cerrar (provisionalmente) sus locales. A día de hoy, el director de la publicación, Taoufiq Bouachrine, ha podido reanudar su actividad, pero el caricaturista Khalid Gueddar todavía se encuentra exiliado en Francia… Este ejemplo ilustra igualmente, a su manera, las tensiones existentes dentro de la prensa marroquí, pero asimismo entre ésta y las autoridades. En Marruecos, la caricatura sigue estando mal admitida, más aún si se trata de la familia real. La sátira continúa siendo un género subexplotado, sobre todo desde el fiasco del desaparecido Demain, el primer periódico satírico marroquí, cuyo fundador, Ali Lmrabet, también tuvo que exiliarse a España para continuar ejerciendo su labor de periodista de investigación.

A principios de los años 1990, el periodismo de investigación que emprendieron algunos semanarios fue, sin embargo, el motor de la renovación de la prensa marroquí, hasta entonces dominada por los órganos de los partidos políticos. En la época, el contexto era favorable para que eclosionara una prensa de tono y financiación nuevos. De hecho, el rey Hassan II (1929-1999) se tomó a pecho debilitar la prensa partidista, extensión mediática de una oposición a la que pretendía domesticar, después de haberla domado. El desarrollo de la prensa llamada independiente (entiéndase como independiente del poder político) fue acompañado de la liberalización del sector y de la llegada al mercado de inversores privados. Eran los comienzos, en particular, de Maroc Hebdo, de L’Economiste (semanario convertido en diario) y de La Vie Eco (semanario ya existente pero que adquirió Jean-Louis Servan Schreiber) (3).

A finales de los años 1990 y a principios de los años 2000, dos publicaciones, Le Journal y TelQuel, vinieron a transformar el paisaje de la prensa marroquí. La primera se hizo especialista en investigaciones económico-políticas. La segunda ambicionaba descifrar la evolución de una sociedad en movimiento. Le Journal apareció por primera vez en 1997, una semana antes del nombramiento de Abderrahman Youssoufi (líder del USFP, el partido socialista marroquí) como Primer Ministro, marcando la llegada de la izquierda al poder después de cuarenta años en la oposición. En 2001, fue el turno de TelQuel de hacer su entrada en el campo mediático. Durante cerca de seis años, Le Journal, convertido en Journal Hebdomadaire tras una primera condena en 2000, dominó las ventas de los semanarios en francés y en árabe. TelQuel tomó el relevo en 2005 y sigue siendo a fecha de hoy el semanario marroquí más vendido.

Las dos publicaciones han sufrido recientemente la reprobación de las autoridades. En el verano de 2009, Marruecos se hallaba en el punto de mira de los medios de comunicación internacionales. A finales del mes de julio de 2009, todas las elites del Reino quedaron obnubiladas por el “resultado” de dos años de reinado. TelQuel y Nichane, su equivalente en árabe, decidieron dedicar una serie de cinco números al “balance de etapa” de Mohamed VI : los cuatro componentes del poder de Mohamed, “Rey pueblo”, “jefe absoluto”, “rey de los negocios” y “primer imán”, se sometieron a un minucioso examen. El análisis no pudo terminar sino en apoteosis con un estudio de opinión realizado en colaboración con Le Monde y encargado a la filial marroquí del instituto de sondeo francés CSA. Así, invitaron a una representación de 1.100 personas para que respondiera a preguntas sobre la monarquía, el Rey y sus principales reformas. Los resultados del sondeo, al final, no fueron muy sorprendentes : el Rey gozaba de gran aceptación, se reafirmaba su poder absoluto y se vilipendiaba a la clase política. 

Los marroquíes (suponiendo que un sondeo sea la expresión de la voluntad popular) se presentan bajo un aspecto poco reluciente en relación con los criterios progresistas universales. Son críticos con la reforma del Código de Familia que, sin que acabe con todas las desigualdades entre el hombre y la mujer, deja entrever las tendencias modernas de Mohamed VI. El pueblo marroquí se muestra discordante en este punto con su Rey y con la minoría laica y progresista de la que TelQuel y Nichane son los modelos. Decisión a priori sorprendente, se prohibió la publicación del sondeo : se secuestraron 100.000 ejemplares de TelQuel y de Nichane en la imprenta y se destruyeron por orden del Ministerio del Interior. Motivo : “La monarquía no puede ser sometida a análisis, siendo inaceptable la idea misma de sondeo”. Para justificar legalmente este secuestro, el Ministro del Interior se basó en un vago y cuestionado artículo del Código de la Prensa (4). Al final, la opinión pública se acordará de que los resultados del sondeo no constituyen el objeto de la prohibición. El fondo del problema es que no se puede “juzgar” al Rey, así como que la supuesta “monarquía ciudadana” de Mohamed VI (de acuerdo con el término que a menudo se repite en los discursos reales) no se puede evaluar mediante un sondeo, emanación imperfecta e instantánea de la voluntad popular.

A principios del año 2010, otro caso vino a recordar, por si fuera necesario, la delicada situación en la que se encuentra la prensa marroquí independiente. Tras varios resurgimientos, Le Journal Hebdomadaire, sucesor de Le Journal después de que prohibieran éste en el año 2000, tuvo que poner fin a toda actividad. El 27 de enero, agentes judiciales acompañados de un representante de la policía judicial exigieron ver al director de la publicación, Issam Bargach. Una hora después, cambiaron las cerraduras de la redacción y precintaron los locales. Le Journal Hebdomadaire no volvió a publicarse. La causa : las deudas contraídas por la publicación y, más exactamente, las cotizaciones no pagadas a la Caja Nacional de la Seguridad Social. Aboubakr Jamai, editorialista y ex director de Le Journal Hebdomadaire, se muestra triste : “No nos dieron ninguna oportunidad, cada vez que intentábamos regularizar nuestra situación, la empresa se hundía un poco más. De hecho, hemos sufrido un boicoteo publicitario orquestado en las altas esferas”.

No cabe duda de que el fin de este semanario emblemático es una señal clara que se envía a toda la escena mediática. Justo cuando el Parlamento ha abierto un debate sobre el papel y los límites de la prensa, se esclarece asimismo la nueva estrategia adoptada por el entorno del Rey. En efecto, los primeros años del reinado de Mohamed VI estuvieron marcados por la mediación de sus allegados : Hassan Aourid (compañero del Colegio Real) era cronista de Le Journal y Fouad Ali El Himma (otro todopoderoso compañero) tenía línea directa con esta publicación. Pero la cercanía de ayer se ha transformado en una terrible estrategia de intimidación y de recuperación del control. Cómo comprender si no la condena de la revista mensual Economie et Entreprises, la cual se vio obligada a vender mediante subasta todo su material (5).

Se estrecha más que nunca el cerco sobre la prensa independiente. Aquí, más que en ninguna otra parte, se hace ley de lo que decide el Rey. Es la proximidad del Príncipe lo que confiere el verdadero poder. Y este poder parece haber tomado conciencia, en el plano interno, de su estabilidad y de su fuerza. Esta conciencia alimenta desde ahora una impaciencia palpable hasta en los discursos del Rey, cuyo tono se hace cada vez más apremiante… (6) En este contexto, parece que ya no hay espacio para una prensa impertinente e independiente. Al final, la prensa independiente fue el escaparate de Marruecos en el extranjero, el cebo que Mohamed VI ha presentado a las potencias internacionales a cambio de un cheque en blanco para la gestión del conflicto saharaui. En el plano interno, la trampa se ha vuelto a cerrar hoy sobre los pioneros de la “movida” periodística marroquí, todos exiliados, reducidos al silencio o domesticados. A las voces disonantes no les queda más remedio que inclinarse.

 

© LMD en español

NOTAS :

(1) Cahieurs bleus es una publicación de la Fundación Abderrahim Bouabid, de influencia socialdemócrata. Este think tank, respaldado por la Friedrich Ebert Stiftung, reúne a un círculo de eminentes politólogos que analizan las grandes problemáticas del momento (regionalización, estatuto avanzado Marruecos-Unión Europea, reconfiguración del campo político…).

(2) La defensa de Akhbar Al Youm no reveló un elemento importante : la primera bandera de Marruecos, a principios del siglo XX, mostraba una estrella de David, y no una estrella de cinco puntas.

(3) Al frente de Vie Eco, Jean-Louis Servan Schreiber, patrono del grupo francés de prensa Expansion, destacó como descubridor de nuevos talentos periodísticos a mediados de los años 1990. Aboubakr Jamai (fundador de Journal), Ali Amar (fundador de Journal), Ahmed Reda Benchemsi (director de TelQuel) y Ali Lmrabet (fundador de Demain), todos ellos miembros de “la pandilla de Servan”, pasaron por Vie Eco.

(4) El artículo 77 del Código de la Prensa marroquí dispone que “el Ministro del Interior podrá ordenar mediante decreto motivado el secuestro administrativo de todo número de un diario o de una edición periódica cuya publicación atente contra el orden público, o contenga los hechos recogidos en el artículo 41 de más arriba”. Así, refirámonos al artículo 41 de este mismo Código de la Prensa : “Se castigará con prisión de tres a cinco años y con una multa de 10.000 a 100.000 dírham toda ofensa, por alguno de los medios previstos en el artículo 38, contra Su Majestad el Rey, los príncipes y las princesas reales”.

(5) En marzo de 2009, Economie et entreprises señaló que la empresa Primarios, fabricante de las alfombras y de los muebles del Palacio Real, facturaba sus productos a sus otros clientes a un precio de venta diez veces superior. En abril, Hassan Alaoui, propietario de la revista, pidió disculpas al Rey y a todos los concernidos. Pero la empresa Primarios, que depende de Mounir Majidi, secretario particular del Rey, presentó una denuncia. La polémica reapareció en septiembre cuando la revista mensual publicó un artículo donde se afirmaba que los pequeños clubs presentían que el FUS, un club de fútbol del que Majidi es presidente, recibía un trato financiero de favor. Majidi presentó una segunda denuncia. El 18 de mayo de 2009, condenaron a la revista a pagar 1,8 millones de dírham por daños y prejuicios. Economie et Entreprises recurrió, y la condenaron a pagar 5,9 millones de dírham por “difamación”, es decir, tres veces más que la cantidad inicial…

(6) Durante su discurso del 6 de noviembre de 2009, Mohamed VI adoptó un tono particularmente firme : “Bajo toda responsabilidad, afirmamos que ya no habrá más espacio para la ambigüedad y la falsedad : se es ciudadano marroquí o no se es. Se pone fin al doble sentido y a los subterfugios. Ha llegado el momento de la claridad y del deber responsable. O se es patriota o se es traidor. No hay término medio entre el patriotismo y la traición”.





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