El PSUV, partido del Presidente Hugo Chávez, logró una victoria contundente este domingo 26 de septiembre en las elecciones legislativas en Venezuela con 98 diputados de 165. La coalición de las fuerzas opositoras, agrupada en la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), logró 65 diputados y un tercer partido, Patria Para Todos (PPT), alcanzó dos representantes ante la Asamblea Nacional.
A nivel nacional, el PSUV ganó en 56 circuitos de 87 y 18 estados de 24. El PSUV también logró 7 diputados al Parlatino, mientras que la MUD obtuvo cinco. De los votos nacionales, que solo fueron para el Parlatino, fueron 5.422.040 por el PSUV y 5.320.175 por la MUD y terceros partidos.
En todas las instancias, salió ganando el PSUV, un partido con solo tres años de creación, y con una amplia y comprobada mayoria a nivel nacional. Sin duda, el PSUV es la principal fuerza política en el país. Con sus 98 diputados, el PSUV es seguido por el partido opositor Acción Democrática en segundo lugar, que logró 22 representantes. Los otros 43 diputados se dividen entre 9 partidos.
Luego de reconocer la gran victoria innegable del PSUV en las elecciones parlamentarias, es necesario reflexionar sobre como influyeron factores externos e internos tanto en el proceso electoral, como en la decisión de los electores.
LO INTERNO
En primer lugar, el gobierno venezolano tuvo uno de los años más difíciles desde su llegada al poder en 1999. Los problemas de energía eléctrica causados por la sequía y el sabotaje durante el primer semestre del año casi resultaron en un colapso total del país. Si no fuera por el plan de racionamiento implementado por el gobierno nacional, la situación hubiese sido inaguantable. No obstante, regiones enteras pasaron meses sin servicio regular de electricidad y agua, lo cual impactó fuertemente en las vidas cotidianas de una mayoría del pueblo. Y aunque la causa principal del problema eléctrica no fue por culpa del estado, de igual manera fue responsabilizado.
La crisis financiera global tuvo su efecto en Venezuela también con la caida del precio del petróleo, causando un recorte en gastos nacionales desde el año pasado. Once bancos venezolanos fueron intervenidos por el estado para salvar los ahorros de los usarios e impedir un impacto negativo en la economía nacional. La mayoría de esos bancos fueron liquidados, algunos por graves problemas de corrupción e irregularidades financieras. Si no fuera por la intervención del estado, millones de venezolanos y venezolanas hubiesen perdido todo sus ahorros e inversiones, y la crisis social hubiese sido incalculable.
La inflación y la especulación promovida por grupos privados y desestabilizadores en el país también tuvo un impacto fuerte sobre la vida cotidiana del pueblo venezolano. Los precios de productos básicos incrementaron en cifras inalcanzables para una mayoría. Si no fuera por la expropriación de mercados privadas y la creación de los abastos bicentenarios, supermercales y otras empresas estatales, una gran parte del país no hubiese podido alcanzar la cesta básica. No obstante, los problemas de especulación e inflación persisten en el país, y en lugar de reconocer que los principales culpables de esta situación son las empresas privadas que promueven el saboteo económico, los medios y sectores de la sociedad venezolana responsabilizan al estado.
A pesar de los esfuerzos del gobierno para solucionar estos problemas, la distorción y manipulación promovida a través de los medios privados nacionales e internacionales logró opacar la realidad y al mismo tiempo, exagerar y acentuar lo negativo.
Y hubo fallas. La crisis de PDVAL con la comida decompuesta fue aprovechada al máximo por los medios nacionales. A nivel regional, varios funcionarios públicos – electos y no electos – traicionaron al pueblo y al Presidente y se dejaron consumir por corrupción, ineficiencia, egoismo y burocratismo. Y como todos los años, muchos promesas y objetivos fueron abandonadas, dejando a muchos sentirse olvidados, ignorados e impotentes.
Hubo una campaña feróz en los medios nacionales e internacionales contra el gobierno venezolano. Mientras que a nivel nacional, los medios llenaron sus transmisiones con cuentos de comunismo, comida podrida, corrupción y dictaduras, los medios internacionales intentaron vincular a Venezuela con terrorismo, narcotráfico, violaciones de derechos humanos y autoritarianismo. Y no hubo una campaña para contrarrestar todas esas falsedades y manipulaciones a nivel nacional, y menos a nivel internacional. Tampoco la campaña del PSUV logró conectarse con la realidad del pueblo.
Todo este contexto influyó en el proceso electoral y en las decisiones de los electores. Tal vez el milagro sea no que la oposición alcanzó 65 puestos en la Asamblea Nacional, sino que el PSUV logró 98. La votación contundente por el proyecto político liderado por el Presidente Chávez demuestra que existe una sólida mayoría en el país que está firmamente comprometida con la Revolución Bolivariana, a pesar de sus imperfecciones, ineficiencias y fallas.
LO EXTERNO
Pero otro factor importante tuvo un impactó fuerte en la campaña electoral y en el resultado de las elecciones. La injerencia de Estados Unidos a través de sus agencias financieras como la USAID, la NED, el Instituto Republicano Internacional (IRI), el Instituto Demócrata Nacional (NDI) y otras, logró colocar a sus más fieles agentes en la poderosa Asamblea Nacional.
Desde hace ocho años, las agencias estadounidenses han estado trabajando con las fuerzas opositoras para fortalecerlas, capacitarlas y apoyarlas retomar el poder nacional. El resultado de las elecciones del 26 de septiembre es su triunfo más importante hasta la fecha.
Fracasaron en 2002 con el golpe, y luego otra vez con el sabotaje económico de 2002-2003. Luego tuvieron una gran derrota en 2004 con el referéndum revocatorio. Perdieron por “forfeit” en las elecciones legislativas en 2005 cuando en lugar de enfrentar otra derrota, optaron por boicotear al proceso. En 2006, perdieron por “knock-out” las elecciones presidenciales, a pesar de lograr unificarse detrás de un solo candidato.
La derrota de la reforma constitucional en 2007 les dio ánimo, pero realmente no fue una victoria importante, porque hubo una abstención masiva en el chavismo que facilitó el resultado desfavorable en ese proceso electoral. En 2008, aunque la oposición ganó las gobernaciones en 5 estados, el chavismo arrastró en el país, tomando no solamente los otros 18 estados, sino una mayoría contundente de las alcaldías a nivel nacional, incluso en los estados donde ellos ganaron la gobernación. En 2009, perdieron la enmienda constitucional.
2010
El financiamiento multimillonario y la asesoría estratégica de las agencias internacionales – en plena violación de la soberanía venezolana y las leyes electorales – ayudó agrupar la oposición detrás de su Mesa de Unidad Democrática (MUD) y seleccionar los candidatos con más capacidad para ganar las elecciones.
Las “escuelas de campaña” y talleres de capacitación dirigadas por IRI, NDI, y otras agencias internacionales para los candidatos y candidatas de la oposición, les ayudaron refinar sus campañas, desarrollar sus mensajes y transmitirlos de forma consumible para su audiencia. Los partidos políticos más favorecidos por las agencias internacionales fueron Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo (UNT), Acción Democrática (AD) y COPEI – los dos primeros fueron los más votados a nivel nacional, mientras que AD logró la mayoría de los curules en la Asamblea Nacional entre las fuerzas opositoras. Los candidatos de COPEI triunfaron en casi todo el estado de Táchira, donde también tienen la gobernación. UNT tomó Zulia por una mayoría poderosa (también tienen la gobernación), y Primero Justicia fue el partido opositor favorecido en Miranda, donde además tienen la gobernación.
Primero Justicia y Un Nuevo Tiempo son dos partidos que nacieron con el financiamiento y la asesoría de Estados Unidos hace no más de diez años. El objetivo era crear nuevas fuerzas con nuevas caras capáces de representar una alternativa al chavismo. El trabajo que las agencias internacionales han hecho con ellos durante ocho años ha sido muy efectivo. No solamente han logrado consolidar el poder en regiones y estados claves para los objetivos imperiales, como Zulia y Táchira, dos estados fronterizos con Colombia, y Miranda, que incluye gran parte de la Caracas metropolitana, sino ahora también se han posicionado como las principales fuerzas políticas de la oposición.
El financiamiento y la asesoría a la candidata Maria Corina Machado, quien realizó una campaña “Made en USA”, la ayudó alcanzar la mayor votación de todos los candidatos a nivel nacional. Ella captó 85% de los votos en su circunscripción, mientras solo dos candidatos del PSUV lograron más de 70%.
El discurso del “comunismo versus capitalismo” fue el pilar principal de la campaña de Machado y otros candidatos de la MUD, usando los mensajes más temoríficos que empleaba Estados Unidos durante la Guerra Fría. Como venden candidatos y mensajes en el norte, de igual manera lo hicieron aquí, y funcionó.
La brutal campaña mediática internacional contra Venezuela, manifestada principalmente a través de las pantallas de CNN y FOX News, y los periódicos New York Times, Washington Post y El País de España, también influyó en el proceso electoral. Durante los días antes de las elecciones, todas las noticias de Venezuela se trataban de “terrorismo”, “narcotráfico”, “fraude”, “autoritarianismo” y hasta “amenaza nuclear”. Tanta negatividad impacta a la psicología social, a veces de forma inconsciente.
El imperio está feliz. Nunca pensaban que la oposición lograría una mayoría en la Asamblea Nacional, pero sí pensaban que el PSUV tenía la posibilidad de lograr los dos-tercios, y no lo hizo. Su objetivo era impedir que el chavismo lograra esa mayoría cómoda de los dos-tercios, que hubiese neutralizado cualquier presencia opositora en el parlamento. Y lo lograron.
Ahora, aunque el PSUV tiene la mayoría absoluta, la presencia de estos fieles servientes del gobierno estadounidense en el cuerpo legislativo será el inicio de otra fase de la desestabilización. No podrán frenar las políticas del gobierno nacional, pero sí podrían utilizar esa plataforma para estrechar sus alianzas con sectores externos, mientras que preparan su estrategia para el objetivo principal : las elecciones presidenciales del 2012.
La injerencia imperial tuvo un triunfo. Sus leales agentes están en posiciones claves para estorbar, dificultar y desestabilizar al gobierno de Hugo Chávez, y ahora pueden hacerlo con legitimidad. Ya no serán los mismos golpistas, saboteadores y promotores de la desestabilización como antes. Ahora serán diputados y diputadas de la Asamblea Nacional, gracias, en parte, a la injerencia.
A pesar de las denuncias sobre esta agresión intervencionista, no hubo ninguna respuesta contundente que logró frenarla. De no haber controlado el financiamiento y la asesoría externa a estos partidos, campañas, candidatas y candidatos, el estado venezolano cedió su soberanía a las fuerzas desestabilizadoras. ¿Será que el gobierno venezolano y el pueblo revolucionario actuarán para impedir que la fuerza imperial siga recuperando espacios con el objetivo de destruir la Revolución Bolivariana y acabar con el Presidente Hugo Chávez ?