Initiatives

Intervención en la inauguración de la Conferencia "Venezuela: por una política europea independiente"

París, 25 de octubre de 2008

Sábado 1ro de noviembre de 2008   |   Miguel Angel Martínez
Lecture .

  1. Tomo la palabra, como se ha anunciado, en mi condición de Vicepresidente del Parlamento Europeo. Pero lo hago también como delegado de mi Partido, el PSOE, que con mi presencia aquí manifiesta su solidaridad con la causa que hoy nos reúne. Y hablaré también como Presidente que soy del Grupo de Amistad y Solidaridad con el Pueblo de Cuba que funciona en la Eurocámara y que en más de una ocasión se ha pronunciado con respeto y gratitud hacia las autoridades venezolanas por su determinante actuación solidaria para con Cuba.
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  3. En realidad, y en el poco tiempo de que aquí uno dispone, y tras de haber escuchado -coincidiendo con sus planteamientos- a compañeros tan queridos y admirados como Mario Soares o amigos como Ignacio Ramonet, me limitaré a unos pocos comentarios. El primero de ellos será para dar testimonio del rechazo que protagonizamos muchos en el Parlamento Europeo ante la campaña insistente que desde hace ya años vienen articulando determinadas fuerzas reaccionarias con el objetivo de desacreditar, difamándolo, al proceso que se vive en Venezuela. Esa campaña, en la que se miente sin el menor escrúpulo, viene dirigiéndose a movilizar a la opinión pública europea, instrumentalizando a las Instituciones comunitarias y utilizando toda una serie de poderosos recursos, y en particular a lo que es el mundo de los medios de comunicación.
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  5. La campaña a que me refiero ha tenido algún que otro punto álgido en su proyección en el Parlamento Europeo. Tal fue el caso con una tremenda agitación en torno al supuesto cierre de una gran cadena televisiva, hace ya unos cuantos meses, cadena que sigue operando, y sobre la que ya no se habla. Pero ahora y cuando en Venezuela se entra en la fase final de los actos previos a las próximas elecciones locales, se ha lanzado otra iniciativa con la mayor violencia, tratando de condenar a los dirigentes venezolanos por inhabilitaciones que se han producido dentro de la más escrupulosa legalidad vigente en su país y que, por lo demás, ha funcionado desde hace tiempo sin que nadie se rasgase las vestiduras.
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  7. Ya sabíamos nosotros que no iba a servir de mucho dar argumentos y explicaciones, sobre todo a los protagonistas de la movida que conocen la verdad y a quienes nada les importa ésta. El caso es que ya en un par de ocasiones trataron de introducir en nuestros debates del Parlamento Europeo un texto de condena -pura propaganda- a los responsables gubernamentales de Venezuela. Y el sentido común hizo que desde el centro y la izquierda pudiéramos bloquear tan injustificada y grosera maniobra. Pero hay que reconocer que las fuerzas implicadas no se rindieron fácilmente y en una tentativa más consiguieron que el tema pasara al orden del día del jueves pasado en el pleno de la Eurocámara en Estrasburgo. Las fuerzas de izquierda y centro izquierda -verdes, comunistas y socialistas- denunciamos la operación, nos negamos a presentar texto alternativo a la propuesta de los portavoces de la iniciativa y anunciamos que no participaríamos ni en el debate, ni en la votación, dejando clara nuestra repulsa a tamaño filibusterismo. Algunos de ustedes conocerán el resultado de la votación. Apenas 51 diputados de los 783 que integramos el Parlamento votaron el texto, es decir, el 6,5% de la composición de la Cámara. Pero eso no es lo que han destacado los medios, cómplices de la operación, en Europa y en la propia Venezuela. Para ellos lo que se ha producido es una condena sin paliativos "del Parlamento Europeo con relación al proceso venezolano". Así de desvergonzada es la conducta de unos y otros en esta campaña en la que la norma es "el todo vale".
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  9. Quisiera compartir con Uds. una reflexión más, quizás porque yo difiero matizadamente con lo que han dicho y piensan algunos de los intervinientes. Yo creo que es una simplificación el afirmar que la Unión Europea actúa como lo hace con respecto a Cuba o Venezuela, sencillamente por obediencia o dependencia con respecto a los intereses y estrategias de los Estados Unidos. Naturalmente que algo de eso hay; pero a mí me interesa trasladarles y dejar claro que hoy en día vivimos una oleada poderosísima y peligrosísima provocada por fuerzas reaccionarias europeas que no necesitan de órdenes o consignas de Washington para odiar y condenar lo que Venezuela es, hace o representa. O sea que, independientemente de lo que pienses y quieran los Estados Unidos, la derecha europea, por su propia iniciativa es muy capaz de operar con todas sus fuerzas para desprestigiar y ayudar a derrocar -si le fuera posible- al proceso bolivariano que encabeza el Presidente Hugo Chávez.
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  11. Y, claro, ante eso yo creo que lo importante, incluso en una reunión como ésta es preguntarnos por qué la reacción de la izquierda en Europa no parece estar a la altura de hacer frente a la acción de una derecha crecida y arrogante como no la habíamos visto desde hace tiempo. Yo afirmo mi preocupación por la modestísima respuesta o iniciativa de las fuerzas de izquierda en nuestro Continente. Decía Mario Soares que apenas si en Portugal y Espala mantenemos un nivel importante de apoyo ciudadano. Pero ¿dónde y cómo está la izquierda en países que siempre fueron los que nos mostraron en el camino? ¿Dónde y cómo está la izquierda en Francia y en Italia, para no ir más lejos, en su capacidad de movilizar masas y llevarlas a votar por sus opciones frente a la derecha? Amigas y amigos, yo creo que hay al respecto una importante labor de autocrítica que realizar. Y otra labor en busca de un impulso a nuestras organizaciones que a veces dedican más energía a las peleas internas que a enfrentarse contra quienes son nuestros adversarios. Y como yo hablo siempre con gran sinceridad, diré a algunos amigos y amigas que naturalmente hay que estar aquí, en salas y reuniones como ésta; pero eso no basta. Hay que estar sobre todo en el día a día de nuestras sociedades, enfrentándonos con la derecha y haciéndolo fundamentalmente en las urnas, que es donde se dirimen las cuestiones y las opciones en democracia.
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  13. Mis últimas palabras se referirán a lo que ha sido nuestra labor en los últimos seis años y en el Grupo de Amistad y Solidaridad con el Pueblo de Cuba. Han sido tiempos y combates muy duros para tratar de cambiar la política de la Unión Europea respecto de aquel país, y que era un odioso ejemplo de discriminación y de excepción, marginando a la Isla de cualquier diálogo o cooperación. Precisamente nuestro objetivo fue desde el principio conseguir que a Cuba, la Unión Europea la tratase como a cualquier otro país. Y día a día proclamamos que con una política que muchos interpretaban como sucursalista de los Estados Unidos, a Cuba no se le beneficiaba, pero más daño se hacía a la imagen de la propia Unión Europea ante el pueblo cubano, los países del Caribe, América Latina y el Tercer Mundo en general, donde a Cuba se le respeta, se la admira y se le quiere justificadamente. Han sido muchos años de lucha en el mismo ojo del huracán; pero, afortunadamente, hemos ido ganando tantos y por fin parece que estamos a punto de salir de tan largo túnel. La semana pasada se produjo una Cumbre ministerial UE-Cuba aquí mismo en París, y esta semana ha visitado La Habana el Comisario de Desarrollo, Louis Michel, a quien acompañaba el Presidente de la Comisión de Desarrollo del Parlamento, mi amigo y compañero, Pepe Borell. En La Habana se han firmado una serie de documentos esperanzadores y me permitirán ustedes que recuerde que todo este proceso ha tenido por motor reconocido al Gobierno de mi Partido en España y a su Presidente José Luís Rodríguez Zapatero. Es un hecho que la nueva situación en las relaciones UE-Cuba no deben llevarnos a bajar la guardia sino todo lo contrario: habrá que mantener intacta la concentración y la atención, porque nuestros adversarios andan callados pero ciertamente también andan cabreados; y de ellos puede esperarse todo menos que acepten de buen grado lo que no es sino justicia y sentido común. Todo esto sin embargo me lleva a afirmar ante todos y todas ustedes que acaso algo de tiempo y de energía vamos a poder -y a deber- dedicar a la amistad y solidaridad con el pueblo de Venezuela dentro de nuestra actuación en el Parlamento Europeo. Aunque sólo sea porque una de las razones de la inquina de la derecha europea contra el proceso bolivariano es precisamente la solidaridad que desde Caracas se ha venido demostrando para con Cuba y su Revolución. Así que ¡ahí nos seguiremos encontrando! ¡Adelante!




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