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EL PRESIDENTE RECIBIO MAYOR APOYO ELECTORAL QUE CUANDO FUE ELEGIDO, EN 2005

Rotundo respaldo a Evo, pero también a sus más duros rivales

mercredi 13 août 2008   |   Pablo Stefanoni
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El 63% del país avaló el mandato del presidente, según conteos rápidos. Sin embargo, los gobernadores que quieren la autonomía también ganaron ampliamente. La oposición perdió La Paz y Cochabamba. El oficialismo peleaba en Oruro.

Los bolivianos apoyaron ayer masivamente la continuidad del presidente Evo Morales, quien fue ratificado en su cargo con cerca del 63% de los votos según conteos rápidos. Bastante por encima del 54% obtenido el 18 de diciembre de 2005. Sin embargo, pese a la contundencia de su victoria, la foto de Bolivia que surgió de la votación de ayer es la de un país profundamente dividido entre el occidente indígena, donde Morales literalmente arrasó, y el oriente autonomista que no sólo le dijo "No" al jefe de Estado sino que avaló a sus cuatro gobernadores con una avalancha de votos. Así, después de una jornada pacífica, todos festejaron y en este hecho en apariencia auspicioso reside el drama de Bolivia : el afianzamiento del "empate catastrófico" entre dos bloques étnico-regionales con visiones de país enfrentadas ahora ratificado por las urnas.

Según datos preliminares, que coinciden en las tendencias pero no en los porcentajes, el gobernador Rubén Costas de Santa Cruz fue ratificado con alrededor del 70% ; Mario Cosió de Tarija y Ernesto Suárez de Beni con más del 60% y Leopoldo Suárez de Pando con alrededor del 55%. 

Como premio consuelo, el oficialismo logró echar al gobernador cochabambino Manfred Reyes Villa y al paceño José Luis Paredes, dos opositores que habían ganado la elección con corte de boleta en 2005 en dos bastiones del gubernamental Movimiento al Socialismo (MAS). Luis Alberto Aguilar, en Oruro, peleaba por retener su cargo por luchas en el interior del MAS, aunque en esta zona minera no está en cuestión el apoyo al gobierno. Mientras Paredes aceptó su derrota, Reyes Villa anunció que dará una pelea legal para mantenerse en su cargo, lo que parece improbable a la luz de la contundencia de su derrota (ver pág 20).

"El presidente ha ganado pero la media luna ha ganado más aún. Se mantiene así el empate, que puede ser catastrófico si no se logra un acuerdo nacional", reflexionó el analista político y asambleísta constituyente Jorge Lazarte. "Evo Morales ganó pero perdió", leyó el historiador Alcides Parejas, parte del autonomismo radical cruceño.

Según el conteo rápido, Morales fue ratificado con el 80% en La Paz, Oruro y Potosí, y con alrededor de 70% en Cochabamba, territorio recuperado por el oficialismo. Pero como un espejo de la línea divisoria –teñida de enconos étnicos– el "No" a Morales sumó más del 60% en Santa Cruz y Beni, y más del 50% en Tarija, Chuquisaca y Pando. 

Es decir, se consolida el apoyo social a las autoridades de la "media luna" opositora. "Es un respaldo a la decisión popular tomada en los referendos autonómicos, que abre la puerta a la aplicación de los estatutos de autonomía", evaluó el gobernador de Tarija, Mario Cossío. "Lo que fue planificado como una emboscada artera fue derrotada hoy en las urnas", añadió el gobernador Costas, en huelga de hambre en protesta por un recorte impositivo del estado central. Consideró que la consulta no resolverá los problemas de Bolivia y llamó "macaco" a Evo Morales, sin nombrarlo, y "macacón" a Hugo Chávez, artífices según él de un nuevo terrorismo de Estado. Anunció, además, la creación de una Policía y una agencia tributaria locales, hoy sin base legal alguna.
En Santa Cruz, una multitud copó la céntrica plaza 24 de Septiembre con banderas verdes y blancas de la región al ritmo de música carnavalera. Mientras los "evistas" cantaron canciones como "coca, coquita". "Evo Morales no ha perdido, pero qué nos importa. Acá en Santa Cruz hemos ganado. Con este resultado él ya no va a poder seguir jodiendo la pava", se sinceró en lenguaje local el alcalde cruceño Percy Fernández, famoso por sus exabruptos, quien días atrás convocó a los militares un golpe de Estado. "(Evo) No pisa más (Santa Cruz)", coreaban los manifestantes. 

El presidente boliviano, que votó en la región cocalera del Chapare, en Cochabamba, retornó a La Paz en la tarde, y en la noche habló frente a sus seguidores desde el balcón del Palacio Quemado. Sin atacar a la oposición, pronunció un discurso breve en el que llamó a juntar la nueva Constitución con los estatutos autonómicos. También habló de unidad : "estamos convencidos de que es importante unir a los bolivianos, del campo y la ciudad, de oriente y occidente, y esa unidad se hará con la nueva Constitución y los estatutos autonómicos". Consideró a la votación de ayer un triunfo de la "revolución democrática y cultural", convocó a trabajar juntos en nuevas nacionalizaciones y les dedicó la victoria "a todos los revolucionarios del continente". "Patria o Muerte... Venceremos",convocó incorporando una fórmula novedosa en el lenguaje presidencial.

A 100 KILOMETROS DE LA PAZ, AL PIE DE LA CORDILLERA REAL

En Achacachi todos son oficialistas

Hacer encuestas en boca de urna en estos baluartes del mundo aymara es una misión embarazosa. Como si los propios habitantes se mimetizaran con el mítico silencio del Altiplano, resulta difícil obtener una respuesta acerca de su elección, pese a que en Achacachi -al pie de la Cordillera Real eternamente nevada y a casi 4.000 metros sobre el nivel del mar- es sencillo adivinar la elección que se esconde detrás de cada rostro curtido por la mezcla de viento helado y sol abrasador que tiñe el clima altiplánico. Con todo, los encuestadores logran avanzar con sus sondeos : pese a la predisposición a encontrar un masivo apoyo a Evo Morales, las cifras no dejan de ser sorprendentes : el 100% de los entrevistados dijo votar "Sí" a la continuidad del mandatario indígena. 

"Apoyamos a Evo Morales porque somos pobres", responde una mujer con ropa de domingo (chales y polleras de colores vistosos) para quien la conexión entre pertenencia étnica-social y adhesión al primer presidente indígena de la historia boliviana no deja lugar a dudas. "Ya no toleramos más la servidumbre a los burgueses, estos 500 años hemos sido sometidos", agrega el ex maestro Pedro Siñani. 

En 2000, los aymaras de esta región ubicada a sólo 100 km. de La Paz bloquearon a la sede de gobierno boliviana, bajo las órdenes de Felipe Quispe, rememorando el gran cerco de la época colonial liderado por Tupak Katari en 1782. Y en 2003 fueron una de las fuerzas decisivas durante la guerra del gas contra el entonces presidente Gonzalo Sánchez de Lozada. 

"Ahora sí, guerra civil", fue su grito de combate, al tiempo que echaban a la Policía y a las autoridades estatales de esta población de 15.000 habitantes y la reemplazaron temporalmente por Policía sindical. Hoy prometen defender a muerte la "revolución" del mandatario cocalero. 

LA PAZ. CORRESPONSAL





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